martes, 16 de junio de 2015

Un nuevo Gobierno



Tras las elecciones y una vez afianzado en su poltrona por otros ¿cuatro? años más, el Sr. Vivas ha decidido que su Gobierno tendrá “no más de 9 concejalías ni menos de 7”. En la actualidad el gobierno en funciones goza de ocho miembros, siete electos y uno no elegido. A lo que hay que añadir ese pesebre de viceconsejeros, asesores y responsables de empresas municipales, con lo que entre unos y otros pueden existir unos treinta puestos de libre designación, siendo cautelosos y para que no me digan exagerado. 

En un primer reparto se distribuirán los distintos departamentos y algunos puestos de confianza (como el Jefe de Gabinete) que seguirán creando unas inmensas estructuras  para un Ayuntamiento venido a más en sus pretensiones y a menos en sus soluciones.

Se inclina el Sr. Vivas por crear una estructura muy parecida a la saliente, pero en esta ocasión no es que le falten puestos, lo que le faltan son personas, no es que no quiera nombrar a más cargos es que no tiene electos suficientes para hacerlo; y tal y como está la justicia y el Sr. Gil (el Secretario General de UGT)  con sus advertencias no es para ponerse a tirar de decreto para designar viceconsejeros y directores generales a diestro y siniestro; que los del contencioso-administrativo no tienen ni idea de lo que es esta Ciudad y se empeñan en cercenar sus capacidades, las de nuestro Ayuntamiento. De los trece ediles que ha obtenido el Partido Popular en las elecciones, uno será el Alcalde, a otra ya la ha colocado en la Mesa del Pleno, dos han renunciado a detentar ningún cargo, pues su carreras profesionales se lo “impiden” (nosotros con ir a levantar la manita, cumplimos, ¿no?), con lo que sólo quedan nueve personas para ocupar esos departamentos.


Y muy posiblemente, ese sea el número de concejalías, fuentes bien informadas han declarado que “todos tendremos responsabilidades de Gobierno”, pero no crean que se debe a que los elegidos en la lista del Partido Popular, les haya dado un pronto de responsabilidad y  estén completamente comprometidos y deseen aportar su esfuerzo al cumplimiento del programa con el que se presentaron (que vuelve a ser el de ocasiones anteriores, ante la ineptitud para llevarlo a cabo, la incapacidad para generar nuevos proyectos y  al parecer por los derechos de autor que quiere cobrarle el GIL, el Grupo Independiente Liberal).


Las razones son otras muy distintas, la principal es el miedo de nuestro Alcalde a una Piedra cualquiera; nada ajeno al proceso de “conversión” que sufrió la entonces todopoderosa concejala de turismo del GIL, Doña Aida, aquella que a pesar de sufrir los inconvenientes del tercer mundo supo ser abnegada y ofrecerse a la causa popular, la verdadera y única,  después de entregarse a otras, pues era la única que podía hacer realidad el cambio, por mucho que los otros fueran los que se llevaran los premios. Por eso no quiere caer en los errores que cometió su antecesor en el cargo, el Sr. Sampietro  que creyendo en la lealtad absoluta de su miembro y, como dicen ahora los políticos, en su total honestidad, bajó la guardia; desatendiendo esas relaciones diarias que mantenía con la Piedra y cuando se quiso dar cuenta ya se la habían metido en el círculo de los populares y su corazón no pudo soportarlo.  Para evitarlo, el Sr. Vivas va a realizar un férreo marcaje a todos y cada uno de los miembros de la lista para evitar que caigan en la tentación de los cantos de sirena. 


Pues imagínense que una de las personas elegidas, solo una, se queda sin responsabilidad, ello supondría una discriminación personal y sobre todo salarial (“¿a mí no me da un cargo porque no sirvo o porque no le caigo bien?”, todos conoceríamos la respuesta, mejor no ahondar por esos derroteros, vayamos a levantar ampollas). Además sería el único electo fuera de todas las reuniones del Gobierno municipal, con lo que su aislamiento provocaría una fractura con su grupo, que si la oposición sabe utilizarlo, como lo hicieron aquellos que lograron salvar nuestra ciudad de las garras del GIL (¿o siguen la garras del GIL puestas en la Ciudad?), lo colocaría a un paso de la moción de censura con promesas de cargos y recompensas que ahora no le ofrecerían los suyos.


Ya no tiene la sartén por el mango el Sr. Vivas; ahora, todos y cada uno de sus concejales, tienen mucho poder;  así que debe ser generoso con ellos y darles un reconocimiento tanto funcional como salarial para evitar que surjan esas posibles rencillas. De este modo todos dispondrán de su despacho, de su personal de confianza, de su salario, todos iguales, lo que evitará que se creen enfrentamientos que puedan provocar grietas en ese supuesto bloque monolítico que constituye el Partido Popular.


Por lo que no les den más vueltas, cada concejal tendrá su área de “ordeno y mando”, su trocito de tarta donde poder hacer y deshacer a su antojo, donde colocar a los suyos y disfrutar de cuatro años de placentero “trabajo”. Unos se inclinarán por aquellas funciones que más les atraiga  o mejor negocio haga y otros se conformarán con lo que sobre, pero todos estarán muy contentos de haberse conocido.


¿Y quién pierde? Pues perdemos todos los ciudadanos, que tendremos que seguir soportando unas superestructuras de gobierno  en las que cada nómina se irá a los 3.000 euros y a la que encima habrá que añadir los directores generales que serán los que hagan el trabajo. Otra demostración más de que lo único que le importa al Sr. Vivas es seguir sentado en su sillón, el futuro de nuestra Ciudad, nuestro futuro le da exactamente igual.


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