sábado, 31 de agosto de 2002

Día de la Autonomía

Celebramos el dos de septiembre el día de la autonomía. Mas bien habría que hablar de la celebración oficial por parte del Ayuntamiento (Alcalde y concejales, ¿todos?) y de la distintas autoridades oficiales del día de la “autonosuya”; porque si empezamos a analizar no sólo el pretendido Estatuto sino su desarrollo, nos quedamos mas bien en una ligera descentralización de algunas competencias que lo único que han conseguido es que se establezca todo un entramado de altos cargos que alimentan a una clase política necesitada del reparto de prebendas entre sus allegados, por ello celebran “su” fiesta.

El estatuto concedido a la ciudad es una mala solución para la integración de Ceuta en la organización territorial del Estado, puesto que queda en una situación intermedia entre ayuntamiento y comunidad autónoma, aunque más cercana a una visión municipal. No es una autonomía debido a la falta de la característica fundamental que las define y que es el contenido político de la misma, entendido éste como la capacidad de autogobierno que la configura como una instancia de decisión política, como un centro de gobierno con capacidad para dirigir políticamente el ámbito territorial en el que se asienta, gestionando según sus intereses propios a través de políticas propias. Y no podemos dejar de ser un municipio porque es la base fundamental de la estructura del estado en la que se gestiona la administración. Solución: colocamos un híbrido que, sin base constitucional alguna y bajo el auspicio de los grandes partidos, haga posible una opción acorde con sus intereses y acalle la mayor exigencia de un estatuto por parte de una población (ayuntamiento, organizaciones empresariales, sindicatos, asociaciones de vecinos, entidades deportivas,etc, ¿recuerdan?) saltándose la voluntad popular de ejercer el derecho constitucional a la autonomía.

En el reciente estudio editado por el Foro Cultural del Estrecho sobre el desarrollo del Estatuto se indica que una de sus características es que su aplicación se ha basado en la extensión del régimen local “encontrándonos en la realidad con un gobierno y una administración local potenciados, que en su funcionamiento no se apartan de un estricto régimen local”. Es decir no sólo el estatuto es políticamente corto, sino que encima nuestros propios políticos lo empequeñecen ante su incapacidad para implementarlo; no es de extrañar que nuestra máxima autoridad local se niegue con rotundidad a asumir nuevas competencias, si las que tienen no son capaces de gestionarlas adecuadamente como se van a embarcar en más.

Otro de los problemas que nos encontramos con nuestro estatuto es el vacío jurídico que se crea en aquellas competencias asumidas por todas las Comunidades Autónomas excepto por las dos ciudades y que el Gobierno Central deja de legislar por su imposibilidad técnica para ello. Aunque muchos han querido ver en ello una cortapisa a las demás autonomías al poder legislar el Gobierno para Ceuta y Melilla y quedar como derecho supletorio para el resto. Es decir una nueva jugada en interés de los grandes partidos. Si estos intereses no concuerdan, nos quedaremos con una legislación obsoleta o sin legislación provocando una inseguridad jurídica y por lo tanto una vulneración del principio de igualdad ante la ley, derecho fundamental expresado por la Constitución en su artículo 14. Como solución, el estudio del Foro plantea que la Ciudad “solicite del Gobierno de la Nación que adopte las iniciativas legislativas”, ya ni siquiera se plantea la capacidad de remitir la proposición de ley directamente, y no me extraña pues en siete años de vigencia del estatuto no se ha desarrollado la más mínima iniciativa legislativa y escasas, por no decir nulas, han sido las propuestas en el desarrollo normativo. Y no es excusa el reducido número de “diputados” que posee el ente para la falta de creación del entramado reglamentario, pero por favor no lo incrementen porque para lo que hacen algunos mejor elegimos a menos.

Curioso es también el nombre que han colocado al híbrido: “Ciudad Autónoma de Ceuta”. En el susodicho estatuto no aparece tal denominación en ninguno de sus artículos o disposiciones, lo que se menta es la Ciudad de Ceuta. Debe ser que como en todos los Estatutos de Autonomía se indica que tal región o nacionalidad “se constituye en Comunidad Autónoma” y en el nuestro no, nuestros queridos otorgantes pensaron que, si colocaban lo de autonomía por algún lado, acabaríamos creyéndonoslo. Son muchas más las características que nos acercan a un municipio con una amplia descentralización (envidia de ciudades como Barcelona o Madrid) que a una posible autonomía. Con lo fácil que hubiera sido integrarnos en Andalucía con una carta municipal muy parecida a este estatuto, opción que se baraja para Gibraltar, siendo un municipio pero integrado dentro de la estructura territorial del estado a través de una verdadera comunidad autónoma tal como estábamos en el proceso de creación de las autonomías, hasta que el interés de uno de los partidos nacionales nos excluyó del lugar donde mejor nos hubiéramos acoplado.

sábado, 24 de agosto de 2002

Seguimos sin saber a donde vamos

Ahora resulta que nuestro futuro económico debe basarse en nuestro puerto. Bueno mas que en nuestro puerto, en el pedazo de puerto que se proyecta realizar en no se cuantos años, pero seguro que antes de que mis nietos se jubilen alguien habrá colocado la quincuagésima quinta piedra de inauguración. Como de tantas otras cosas. No hace ni seis meses que nuestro desarrollo estaba en el turismo, el comercio y la frontera con nuestro vecino país que nos permitiría afrontar nuestro futuro con un gran optimismo, puesto que estas actividades nos permitirían generar la riqueza suficiente para que todos pudiéramos obtener nuestro puesto de trabajo.

Pero claro dada nuestra inexistente política de turismo, donde la concejala del ramo me confesaba en nuestras pasadas fiestas patronales que su mejor aportación a nuestra política de turismo era el fichaje de un personaje que su principal actuación era el ser su bufón y reír sus gracias. Donde el comercio ya sea peninsular, en que nuestras ofertas no atraen a ningún visitante, ya con Marruecos, en que su desarme arancelario cada vez nos hace más daño a largo plazo y la inestabilidad emocional de su rey a corto, les ha hecho caer en la cuenta que tampoco es una salida viable. Han sacado ahora de la chistera el tema del puerto, nuestras cabezas pensantes han dado con la solución del problema, creamos un pedazo de puerto increíble, para quedarnos con las migajas que soltará el puerto de Algeciras.

Eso sí con mano de obra de la península y de Marruecos, porque la política de formación de nuestros desempleados los estará instruyendo para que se dediquen a cualquier rama del turismo inexistente; o al medio ambiente (será para que denuncien la destrucción de la Playa de Benítez o los consiguientes vertidos de los barcos mientras limpian sus bodegas); o aprenden unos servicios sociales para atender a nuestros ancianos en residencias de la península o a los menores transfronterizos que irán poblando los centros o pisos que se creen. Mientras, todos aprenden a “navegar” por internet con nuestra increíble página de turismo, donde nos indican que podemos comer en Casa Silva, o alojarnos en el Hotel Meliá o viajar en barco a unos precios baratísimos o ver una cartelera de cine inexistente, para luego coger el barco a las seis de la mañana, eso son servicios y no lo que dan otros.

Supongo que esta idea de desarrollar el puerto es la conclusión de aquel Plan para el desarrollo de Ceuta y Melilla que nuestro Presidente del Gobierno encargó directamente a su Ministro de la Presidencia a finales del año pasado, no se si recordarán lo que tan a bombo y platillo nos vendieron los chicos del PP, ya saben más humo, porque casi nueve meses después siguen sin presentar una solución conjunta para nuestra ciudad y todo por una sencilla razón: no hay nada. No existe ni un sólo plan que piense en el desarrollo de nuestra ciudad, que mire más allá de una generación. Pero lo peor es que no sólo ellos, ni unos, ni otros; nadie ha sabido generar un proyecto de futuro que sirva para aunar nuestras voluntades. Y ese es nuestro problema mi “amigo desconocido” ni hay gobierno ni hay oposición. Y mientras los políticos que tenemos sigan pensando que la moral es un árbol que da moras, pues así nos ira, pero nosotros nos lo hemos dado y somos los responsables de ello. Y es que para qué vamos a pensar en soluciones, si cada vez que nos falta dinero en el presupuesto nuestra querida Madrid nos lo da con la mayor facilidad del mundo. ¿Hasta cuándo?

sábado, 17 de agosto de 2002

Más dinero en empleo: ¿para qué?

La semana pasada reclamaba una mayor atención a las políticas activas de empleo, y en esa misma semana nuestro nuevo ministro de Trabajo y Asuntos Sociales nos visitaba con su correspondiente lluvia de millones bajo el brazo. Exactamente 10,62 millones de euros (como todavía se nos escapa la cantidad, pues son unos 1.767 millones de nuestras pesetas) para fomentar las políticas activas de empleo.

No habiendo tenido acceso al acuerdo firmado entre el Ayuntamiento y el Ministerio, supongo que los fondos se utilizarán para el Plan de Acción para el Empleo. Con ellos se pretende beneficiar a 1.324 parados, que dividiendo da una cantidad de 1.334.606 ptas. (8.021 euros) por persona. Lo que como siempre viene a ser una nueva subvención a un año, puesto que el que viene hay que votar, al menos hasta pasadas las elecciones volveremos a tener a 1.324 votantes contentos, que nunca se sabe.

El problema es que según el señor Ministro ahora nuestros responsables municipales deberán implicarse en la definición y ejecución de las políticas activas de empleo. Y ahí es donde veo las dificultades. La gestión de nuestro responsable de economía y desempleo es nefasta, sus políticas consisten en la colocación de un cartel en el Ceuta Center, la creación de las famosas Cooperativas (aunque tanta imaginación la veo fuera de su alcance) y los talleres de empleo. No hay nada más que nos permita ser algo más optimistas.

Y si ahora asume las competencias de Madrid, imagínense ustedes, tendremos más de lo mismo: formación en Turismo, Educación, Comercio, Medio Ambiente, etc. Pero sin saber adonde vamos; tan sólo entreteniendo a nuestros parados durante un año con un cursillo en sectores donde se sigue destruyendo empleo, sabiendo quién les da el pan cada día, el pan de la subvención, como ese del PER que tanto se ha criticado y en las próximas elecciones el miedo. Seguimos sin tener una planificación a medio plazo, que analizando las posibles necesidades del mercado de trabajo nos indique cuáles son las profesiones que se demandarán y de esos datos generar un Plan de Formación Ocupacional que de más ventajas a nuestros parados. Eso es realizar políticas activas de empleo y no la colocación de inmensos carteles de propaganda. Si lo hubieran realizado cuando se lo indiqué, quizás para la construcción del famoso Helipuerto estuviesen preparados nuestros parados para hacer frente a las profesiones que exige el ramo de la construcción. Todavía nos queda el Hospital.

Dentro de un año, nuestros 1.324 parados volverán a las listas del INEM con un cursillo más sobre cualquier materia, a la espera de que una nueva subvención les permita acudir a un nuevo cursillo de formación un año más. Así ¿hasta cuándo? ¿Cuánto tiempo durará la cultura de la subvención, de la sopa boba? Ese es el problema que veo, que lo único que se consigue con este tipo de políticas es el mantenimiento de estómagos agradecidos. Pero estos son nuestros políticos y nosotros nos los hemos dado.

lunes, 5 de agosto de 2002

Las lecciones de la Isla del Perejil.

Tras la vuelta al “statu quo”, según nuestro Gobierno, de la Isla del Perejil es necesaria la reflexión sobre ciertas cuestiones que se han puesto en evidencia en el transcurso de la crisis por la soberanía de la misma. Una meditación que me hace sacar ciertas conclusiones que deberían hacernos cambiar toda nuestra estrategia en política exterior.

En primer lugar, nuestro nuevo Centro de Información Nacional, antiguo CSID, ha quedado completamente en entredicho al ni siquiera intuir la posibilidad del desembarco en el islote. Debería hacernos pensar sobre los recursos que se invierten para tener informaciones de primera mano sobre nuestro posible mayor enemigo, informaciones que se facilitan a otras embajadas para que aprueben o en el peor de los casos toleren ciertos actos como el que comentamos, son completamente desconocidas por nuestros servicios de información. Todavía no ha presentado la dimisión ni ha sido cesado ningún responsable de nuestros servicios de información; debe ser que nuestro Gobierno está conforme con las actuaciones seguidas por sus dirigentes.

En segundo lugar, el conflicto del islote ha demostrado la ineficacia de nuestros acuerdos de defensa, tanto con la OTAN como con nuestro principal aliado Estados Unidos. La OTAN rápidamente definió la situación como un conflicto bilateral y llamó al entendimiento de las partes; a pesar de que en esos mismos días varios buques de nuestra armada estaban realizando maniobras bajo el mando de la OTAN, nuestros supuestos aliados optaron por mirar hacia otro lado. Por lo que dice el acuerdo de adhesión a la OTAN, nuestras fuerzas armadas tienen la obligación de defender el territorio asiático de Turquía si sufre un ataque externo y ninguno de nuestros socios ha movido un solo dedo para defender la integridad territorial de España.

Igual sucede con nuestro acuerdo defensivo con Estados Unidos, mientras nuestras bases son utilizadas para las acciones del Golfo Pérsico, Afganistán o Kosovo o como depósito de armas nucleares; nuestro principal aliado no está obligado, por lo que hemos observado, a intervenir en nuestra ayuda ante un conflicto como el de Perejil. Su actuación de conciliador entre las partes debería hacer reflexionar a nuestros políticos con relación a nuestro pacto secreto con este país, sobre todo si recordamos que nos prohibió utilizar su armamento en el conflicto del Sahara y dio su apoyo con asesores militares a nuestro vecino país.

En tercer lugar nuestros aliados económicos más parecían los de Marruecos, excepto Dinamarca que tomó una postura rotunda, el resto remolonearon para evitar dar su apoyo, lo que demuestra que no existe una política común y que siguen primando los intereses nacionales, sobre todo los de la “grandeur” francesa, quien obligó a incluir a la africana Argelia mientras fue su colonia en los pactos de defensa de la OTAN, a ver si aprendemos a realizar acuerdos.

Como vemos la crisis del islote ha quebrado toda nuestra política exterior, pues nuestros aliados militares no lo son tanto y los económicos solo lo son cuando a ellos les interesa. Ello debería generar un nuevo planteamiento de la misma donde primen nuestros intereses y aunque en todo proceso de negociación hay que ceder no seamos nosotros los que cedamos en todo si obtener nada a cambio. O a lo mejor lo que ocurrió es que nuestro Gobierno, como dijo nuestro Vicepresidente Rajoy, cree que nuestro vecino está a tan sólo 14 kms. de España y por ello eso del Perejil no iba con nuestra soberanía sino con un nuevo acto de descortesía en nuestras relaciones, quizás sus primos le deberían indicar a nuestro Vicepresidente que entre Marruecos y España no hay ni siquiera un metro de distancia.