jueves, 3 de junio de 2021

¿Se puede ser más sinvergüenza?

 

Prometía el Presidente del Partido Popular (PP), D. Pablo Casado Blanco, en su visita a nuestra ciudad, como vienen todos los del PP como presidentes de su partido, nunca como Presidentes del Gobierno, que realizará un plan estratégico de Estado para Ceuta, así como el refuerzo de las fronteras de las ciudades norteafricanas y un tratamiento equiparable a región ultraperiférica en la Unión Europea, y hasta en el ardor de la soflama ha llegado a insinuar que nos construiría un aeropuerto, retomando la idea del GIL (Grupo Independiente Liberal), como cuando Álvarez Cascos indicó con el dedo : “Hágase aquí un helipuerto! Y se hizo. Sin ningún tipo de estudio medioambiental y a cien metros de un Hospital, pero eso daba igual. ¡Qué gran oportunidad  ha perdido el Sr. Casado para permanecer en silencio!

Autor: Antonio Sempere


Cuando nuestro ínclito Alcalde asaltó el poder aquel nefasto febrero de 2001, saltándose lo que ahora denomina impecable estatuto, ya anunciaban las huestes del PP que gracias al Gobierno del Sr. Aznar, Ceuta alcanzaría las más altas cotas de progreso. Y los ceutíes deberíamos haber sospechado que las cotas no pasarían del nivel del mar, pues si alguien consiguió que el GIL arrasara en las urnas aquel 1999 fue el abandono al que sometió el Gobierno de Aznar al Alcalde Fortes de su propio partido.  Así de todas las promesas que se hicieron sobre infraestructuras, planes, proyectos, leyes, solo la compensación del IPSI se llevó a cabo, las demás quedaron en el olvido.






Nuevamente, una innumerable ristra de promesas volvió a realizar el Gobierno del PP, en esta ocasión con el Presidente Rajoy, que se llevarían a cabo en nuestra ciudad, una vez más la infinidad de viviendas, escuelas, la base única, el palacio de justicia, la frontera,… fuerone numerándose como una carta de los Reyes Magos. El Gobierno de Rajoy iba a solucionar todos los problemas. Todos los ceutíes  deberíamos recordar las promesas del cachondo ministro del Interior que aseguraba en aquella visita de pleitesía que realizaba el Alcalde y su funesto Delegado del Gobierno  al despacho ministerial sobre los cientos de Guardias Civiles y Policías Nacionales que iban a reforzar nuestra frontera a la  que dotarían con las más avanzadas infraestructuras implantando la  conocida como frontera inteligente. Los echaron por corruptos y nada hicieron.



Aún recuerdo cómo, la “bienpagá” prensa del movimiento “vivaril”, lanzaba a los cuatro vientos allá por febrero de  2005, la propuesta de la entonces eurodiputada del PP Ana Matos, de convertirnos en regiones ultraperiféricas, sobre todo porque la eurodiputada no solo no había visto el Jaguar de su entonces marido, sino que la conversión en región ultraperiférica de Ceuta y Melilla ya había sido llevado al Parlamento Europeo en  cuatro ocasiones por el PSOE, que recibió cuatro negaciones del PP,  cuando, la presentó el PP, fue el PSOE quien voto en contra. Como siempre hacen los partidos nacionales, ir a la suya y reírse de los ceutíes. Pero, el ahora Presidente del PP, Sr. Casado vuelve a sacar del cajón el “hecho ultraperiférico”, como si se tratara de una solución novísima, añadiendo otras medidas con la UE que no tienen el consenso de la ciudadanía y que fueron imposiciones de VOX cuando gobernaba con nuestro inefable Alcalde.


Las  promesas que ha realizado hoy el Sr. Casado en nuestra ciudad son solo eso promesas, que bien sabemos todos los ceutíes nunca cumplirá: “cruzado el estrecho, amor desecho” y a la hemeroteca debemos remitirnos para comprobarlos. Son las mismas que todos los presidentes del PP que han venido a nuestra ciudad han hecho. Los ceutíes deberíamos preguntarle al PP cuáles son las razones para que todos esos compromisos que realizan con tan grandilocuentes palabras sus presidentes nunca se cumplan y seamos abandonados a nuestra suerte por sus gobiernos. Una vez más un partido nacional, en esta ocasión el PP, vuelve a usarnos para sus intereses particulares y una vez más seremos olvidados por esta panda de sinvergüenzas a los que solo les preocupa su poltrona.