domingo, 21 de abril de 2002

A una “dama” primermundista.

Estimada Señora:

Quiero desde aquí expresarle mi más sublime disculpa al pertenecer a uno de los pueblos más tercermundistas de este mundo que nos ha tocado sufrir. Ruego a Vd. que sepa entender las razones que, a un pueblo tan poco desarrollado como el nuestro, le llevan a no corresponder a sus loables esfuerzos por sacarnos de este pozo de atraso e ignorancia en el que nos encontramos sumidos. Igualmente solicito su indulgencia ante las descalificaciones e improperios que mis conciudadanos arrojan por sus bocas ante su excelentísima persona, que con su gran experiencia nos honra con dirigir uno de nuestros más representativos sectores.

Quizás esos contribuyentes desconozcan los inconmensurables esfuerzos que Vd. cada día realiza para sacar adelante la gran responsabilidad que se ha depositado en sus manos, puesto que nuestros gestores, conocedores de su capacidad de diálogo, de negociación, de conocimiento del sector, de liderazgo, no han podido dar mejor área que ésa que Vd. con inmejorables resultados dirige. Nuestros paisanos (porque aquí señora mía, “todos los que a tus playas llegan, encuentran aquí su hogar” [para su conocimiento, es la letra del himno]) ignoran sus desvelos por dejar en alto el pabellón de nuestro pueblo allá por donde va, porque cuando Vd. realiza esos viajes a Maiami (que se dice ahora), Barcelona, Murcia, Madrid, Berlín, Londres, etc. desconocen el esfuerzo, la tensión, el estrés que suponen para Vd. estos viajes laborales, donde las reuniones, seminarios, actos protocolarios la consumen y la agotan hasta la extenuación.

Puede que los ceutíes no entiendan que Vd. unida a este pueblo desde tanto tiempo y conocedora de nuestra idiosincrasia y de nuestras raíces, pueda abandonar una lista por la que fue elegida democráticamente con el excelso objetivo de ver hecho realidad su proyecto de futuro. Pero es que sus ideas sobre nuestro desarrollo están por encima de cualquier relación, y su sinvivir por él le obligó a romper toda ligazón con su anterior grupo, que no conseguía lo que Vd. pretendía. Un proyecto de futuro que de esta ciudad tercermundista haga un nuevo Montecarlo, o mejor un Mónaco y se convirtiera Vd. en nuestra princesa de circo. Lástima que los localizadores de exteriores no se fijaran en nuestra ciudad para grabar la última de Bond, seguro que Vd. hubiera aceptado el papel que Dña. Teofila declinó, hubiera realizado el papel de su vida.

¡Que incomprensión la de este pueblo con Vd.! quien desearía pasar totalmente inadvertida, sin tener que acudir a la peluquería con el tiempo justo y encima el coche oficial y la escolta esperando en la puerta, es que la agenda está tan prieta mirando por los intereses de esta ciudad tan tercermundista que es imposible tener tiempo para uno mismo.

Desde aquí reiterarle mis disculpas por la ingratitud de este pueblo y solicitarle que en las próximas elecciones busque uno más acorde con sus intereses.
Atentamente,