El quince de marzo de 1995 entraba en vigor la Ley
Orgánica 1/1995, ley que recoge nuestro Estatuto de Autonomía; en enero de 1997,
casi dos años más tarde empezaban a realizarse los primeros traspasos de
competencias, que finalizaron en febrero de 1999. Es decir sólo han transcurrido
cinco años desde que se asumieran las últimas competencias y ya nuestros
políticos han iniciado el proceso de reforma del Estatuto.
El desarrollo del actual casi no se ha realizado, muchas de las competencias no se han implementado o no se administran ante la incapacidad manifiesta de nuestros políticos, el Foro Cultural del Estrecho en su estudio sobre el desarrollo del Estatuto publicado en 2002 y dirigido por D. Adolfo Hernández Lafuente (al que podríamos considerar padre del Estatuto) decía que una de sus características es que su aplicación se ha basado en la extensión del régimen local “encontrándonos en la realidad con un gobierno y una administración local potenciados, que en su funcionamiento no se apartan de un estricto régimen local”. Al parecer nuestros políticos no son capaces de implementar un estatuto que se acerca más al de una Ciudad y ya están deseando en constituirse en toda una Comunidad Autónoma.
En
primer lugar hemos de pensar en lo que somos, una ciudad con 19,5 km2 y con unos
75.000 habitantes, no pasamos de ser un pueblo de tamaño grande con unas
características especiales, sobre todo geográficas y económicas, pero sin dejar
de ser una ciudad por lo que nuestra estructura organizativa debe adaptarse a
esta circunstancia, además si se añade que no podemos dejar de ser un municipio,
pues es la base fundamental de la estructura del Estado, pocas opciones
diferentes a la actual se plantean.
Empujados por la renacida “Plataforma por
la Autonomía” y los nuevos aires de la mayoría gobernante en nuestro país,
nuestros políticos se han dejado arrastrar y han aprobado el inicio de la
reforma del Estatuto con la unanimidad de todos los partidos, sin embargo en
ninguno de los programas electorales de las pasadas elecciones locales figuraba
la reforma del mismo, es como si de repente a nuestros ediles les hubiera dado
la fiebre autonomista, pero sin saber a donde quieren llegar, ni que nuevo
modelo de Estatuto se desea.
La única noción que se ha transmitido es la de
constituirnos en Comunidad Autónoma, aunque en el Pleno tanto la Unión Demócrata
Ceutí (UDC) como el Partido Democrático y Social (PDSC) aprovecharon para
exponer por donde desearían que fuera esta reforma introduciendo los derechos
del colectivo musulmán, sobre todo en el reconocimiento de su lengua. Cuestión a
la que el Partido Popular (PP) se negará de lleno.
Ante la falta de
proyectos para el nuevo Estatuto, empieza a transmitirse la idea por parte de la
ejecutiva del PP de que el cambio de Estatuto no supone la asunción de nuevas
competencias o de la capacidad legislativa o la constitución de un Parlamento,
por lo que habría que concluir que para cambiar el nombre no hace falta
embarcarse en esta reforma. Para plantear cambios es necesario saber qué es lo
que se desea y cuáles son los caminos que pueden conducir al lugar deseado, ésta
es otra muestra de la falta de un proyecto para nuestra ciudad del Partido
Popular que se ha subido al tren del autonomismo creyendo que iba a provocar un
perjuicio al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y sólo le traerá
quebraderos de cabeza.
La solución para nuestra Ciudad puede estar en la
integración en la Comunidad Andaluza, disponiendo de un Estatuto de Ciudad que
nos permita gestionar nuestros hechos diferenciales, sobre todo económicos,
aportando cuatro o cinco diputados a su Parlamento y quizás aumentando el número
de ediles en el consistorio para poder realizar una mejor gestión ante los
ciudadanos. Lo que no podemos es crear una estructura política con un
Parlamento, un Consistorio, un Gobierno Autónomo y un Alcalde, que tan sólo
llevaría a aumentar el número de personas que viven del erario público.
No le
auguro buen final a esta iniciada reforma del Estatuto, la UDC y el PDSC se
empeñarán en reivindicar los derechos de la minoría musulmana, mientras el PP se
negará a admitir cualquier alusión a su cultura; el PSOE, mientras tanto, ante
la falta de consenso tomará la postura de no apoyar el nuevo Estatuto. Y el
único que saldrá políticamente perdiendo será el PP, pero eso le pasa por no
tener un proyecto para nuestra ciudad.
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