El pasado lunes los concejales de la oposición recibían un anónimo en el que se
denunciaban una serie de hechos entre los que estaba el cobro indebido de 21.000
euros por parte del concejal D. Víctor Iñiguez. Al día siguiente los medios de
comunicación se hacían eco de que el concejal habría sido retribuido en concepto
de trienios por antigüedad con esa cantidad de una forma errónea y por lo tanto
deberá devolverla.
Al parecer el concejal, viendo que su retribución no debía
ser suficiente para recompensar los esfuerzos en el cumplimiento de sus
obligaciones públicas, optó por complementar su salario con otros conceptos que,
según sus propias declaraciones, han cobrado otros compañeros de partido sin
tener derecho a ello, como son la antigüedad y la residencia que los
funcionarios de carrera tienen reconocido en el régimen de remuneraciones de los
miembros del Ayuntamiento. Y así, considerándose con todos los derechos del
mundo, presentó un documento de la Delegación Provincial del Ministerio de
Educación y Ciencia, dirigida por Pedro Gordillo, en el que a un maestro de un
colegio concertado se le debería dar la consideración de funcionario estatal con
tan rotunda argumentación que el jefe de Habilitación de Nóminas entendiera sin
ninguna duda que estaba dentro de los casos en los que el reglamento municipal
acepta el pago de estos conceptos.
Porque si no fuera así, deberíamos estar
hablando de prevaricación, hecho condenado por nuestro Código Penal. Pues
entiendo que si el documento no aclara con rotundidad que el Sr. Iñiguez es
funcionario o tiene esa consideración, el Servicio que informó positivamente
deberá explicar las razones que le llevaron a hacerlo de esa forma. Al igual que
habría que estudiar el documento oficial emitido por la Delegación del
Ministerio para analizar el contenido del mismo y considerar si existe la
posibilidad de prevaricación en la emisión del certificado, si en el se
considera que nuestro edil es funcionario de carrera.
El intento del edil de
hacer de este hecho una lucha interna de su partido e implicando en estos cobros
a otros miembros del gobierno tan sólo muestra el estado en que se encuentra el
Partido Popular en nuestra ciudad, donde las distintas familias parecen estar a
la greña por copar las cotas de poder, que cada vez serán menos, y en pasar
factura a los que no son de su “familia”. Más que un partido político unido
alrededor de un proyecto ideológico, son una serie de grupos de intereses en
busca de la obtención de los mismos. Así el portavoz del gobierno local ha
entrado en la batalla indicándole que sentía “vergüenza” de las declaraciones
del Sr. Iñiguez y que pediría las responsabilidades como Secretario General al
querer percibir algo que no le correspondía, aconsejando que se presentara a
unas oposiciones (y supongo que se le olvidó indicar que las aprobara) para
tener ese derecho.
El Sr. Iñiguez podrá explicarnos que está en todo su
derecho de cobrar, como dice él que otros miembros han cobrado estos conceptos,
pero si no es funcionario, tal como indica el Reglamento, ni siquiera debería
haber hecho el intento de que se le reconociese ese derecho, pero ésta debe ser
la ética reinante en nuestro Partido Popular, la que confunde el interés público
con el privado y considerar que se está en un cargo público para beneficio
propio y no de la Ciudad. Mal favor le ha hecho a su partido queriendo
inmiscuirlo en un problema que sólo le atañe a él que es quien ha intentado
cobrar unas cantidades que no le corresponden.
El asunto no creo que deba
quedarse en un simple “error material” y que se subsane con un “impecable
decreto” y un “tirón de orejas”, pues las implicaciones políticas que tiene son
preocupantes, las retribuciones que ha cobrado han salido de las arcas
municipales y en las aprobaciones de las mismas están implicados funcionarios y
organismos oficiales, por tanto nuestro Alcalde debe depurar las
responsabilidades políticas que correspondan, sobre todo cuando el concejal
afectado forma parte del gobierno municipal y queda en entredicho la honestidad
del mismo y sobre todo aclararnos si existe la posibilidad de un delito y si así
fuera actuar con la contundencia necesaria para acabar con este tipo de
corrupción.
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