domingo, 14 de marzo de 2004

Contra la barbarie: Democracia

Es difícil poder escribir en estos momentos en que los sentimientos se sobreponen a la razón, pero el no hacerlo puede significar darles, en cierto modo, la razón a los autores de esta masacre, sean quienes sean o vengan de donde vengan, tienen mi mayor desprecio. Me gustaría poder transcribir uno a uno los nombres de las doscientas personas asesinadas y las casi mil quinientas heridas por esta barbarie terrorista, porque cada uno de ellos tiene nombre y apellidos, ellos son las verdaderas víctimas, ellos y sus familiares y allegados a quienes se les ha truncado la vida de golpe, cada uno tiene su historia, sus esperanzas, sus ilusiones y de repente se las han arrancado de cuajo. Personas sencillas, trabajadores, estudiantes que acudían a sus tareas diarias. Como me gustaría poder devolvérselas, pero al menos intentaré que no vuelva a repetirse ni un solo asesinato más.

Frente a esta crueldad sólo nos queda unirnos en la defensa de nuestros valores democráticos que fundamentan nuestra convivencia, no podemos permitir el mínimo resquicio que pueda darles a estos salvajes un punto de apoyo, por ello este domingo todos debemos acudir a las urnas para emitir nuestro voto, para demostrarles que no han conseguido su objetivo, que su violencia no va a conseguir fracturar nuestra sociedad. Es imprescindible la unidad de todos en la lucha contra el terror, nuestros representantes políticos deben sentarse en la mesa sin excluir a nadie que rechace la violencia, porque los pactos que se hacen sin integrar a todos no sirven; es necesario que acabe la utilización del terrorismo de una forma electoral, pues no sólo es absolutamente inmoral sino que crea fracturas en nuestra sociedad democrática; no podemos caer en la tentación de aventuras negociadoras que no disuaden a los asesinos de sus acciones.

Las víctimas exigen justicia y la justicia empieza por conocer la verdad, quiénes han sido los autores de esta matanza, como millones de ciudadanos han gritado en las calles de España: “¿quién ha sido?” . El Gobierno tiene la obligación moral de dar en todo momento las informaciones que posee si no afectan a la investigación y, por ahora, parece más sobrepasado por los acontecimientos que manipulador de la información. Llama la atención que ni el Rey ni el Presidente del Gobierno nombrasen a ETA en sus discursos institucionales y el Ministro del Interior no admitiese, hasta última hora de la tarde, que todas las líneas de investigación estaban abiertas. Si las elecciones no fueran hoy, la urgencia por saber quienes están detrás del atentado sería menor, ya sean etarras o integristas islámicos. Sin embargo, electoralmente, el que ETA sea el autor, reforzaría las tesis del Partido Popular que ha deslegitimado a los socialistas por su pacto en Cataluña; si fuese Al Qaeda, avalaría las tesis de quienes creen que la invasión de Iraq sólo ha servido para causar una mayor inseguridad en el mundo.

Los datos de la investigación policial que han podido conocerse apuntan más a células integristas islámicas que a la banda terrorista ETA, así lo sugerirían las medidas de seguridad que se han tomado en otros países europeos aconsejados por sus servicios de seguridad o cómo lo han asumido los sensibles mercados financieros internacionales. Incluso nuestro Centro Nacional de Información (CNI) desde el mismo jueves apuntaban al Ministerio de Interior sus dudas sobre la autoría de la masacre.

Se necesita la mayor transparencia informativa que permita conocer a todos los españoles los avances en las investigaciones policiales, no puede haber el mínimo rastro de duda en ello, por respeto a los muertos, a los heridos y a la ciudadanía ningún gobierno democrático ocultaría o retrasaría datos sobre la investigación. La dignidad y la ética así lo exigen y así se lo debemos reclamar a nuestro Gobierno.

A los ciudadanos sólo nos queda la palabra y el voto, por ello vuelvo a insistir en la necesidad de demostrarles a estos asesinos, sean quienes sean, que no nos han vencido y que tarde o temprano los derrotaremos asistiendo masivamente a votar, sobre todo como homenaje a esos doscientos ciudadanos que han dado su vida por la democracia.

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