Es difícil poder escribir en estos momentos en que los sentimientos se
sobreponen a la razón, pero el no hacerlo puede significar darles, en cierto
modo, la razón a los autores de esta masacre, sean quienes sean o vengan de
donde vengan, tienen mi mayor desprecio. Me gustaría poder transcribir uno a uno
los nombres de las doscientas personas asesinadas y las casi mil quinientas
heridas por esta barbarie terrorista, porque cada uno de ellos tiene nombre y
apellidos, ellos son las verdaderas víctimas, ellos y sus familiares y allegados
a quienes se les ha truncado la vida de golpe, cada uno tiene su historia, sus
esperanzas, sus ilusiones y de repente se las han arrancado de cuajo. Personas
sencillas, trabajadores, estudiantes que acudían a sus tareas diarias. Como me
gustaría poder devolvérselas, pero al menos intentaré que no vuelva a repetirse
ni un solo asesinato más.
Frente a esta crueldad sólo nos queda unirnos en la
defensa de nuestros valores democráticos que fundamentan nuestra convivencia, no
podemos permitir el mínimo resquicio que pueda darles a estos salvajes un punto
de apoyo, por ello este domingo todos debemos acudir a las urnas para emitir
nuestro voto, para demostrarles que no han conseguido su objetivo, que su
violencia no va a conseguir fracturar nuestra sociedad. Es imprescindible la
unidad de todos en la lucha contra el terror, nuestros representantes políticos
deben sentarse en la mesa sin excluir a nadie que rechace la violencia, porque
los pactos que se hacen sin integrar a todos no sirven; es necesario que acabe
la utilización del terrorismo de una forma electoral, pues no sólo es
absolutamente inmoral sino que crea fracturas en nuestra sociedad democrática;
no podemos caer en la tentación de aventuras negociadoras que no disuaden a los
asesinos de sus acciones.
Las víctimas exigen justicia y la justicia empieza
por conocer la verdad, quiénes han sido los autores de esta matanza, como
millones de ciudadanos han gritado en las calles de España: “¿quién ha sido?” .
El Gobierno tiene la obligación moral de dar en todo momento las informaciones
que posee si no afectan a la investigación y, por ahora, parece más sobrepasado
por los acontecimientos que manipulador de la información. Llama la atención que
ni el Rey ni el Presidente del Gobierno nombrasen a ETA en sus discursos
institucionales y el Ministro del Interior no admitiese, hasta última hora de la
tarde, que todas las líneas de investigación estaban abiertas. Si las elecciones
no fueran hoy, la urgencia por saber quienes están detrás del atentado sería
menor, ya sean etarras o integristas islámicos. Sin embargo, electoralmente, el
que ETA sea el autor, reforzaría las tesis del Partido Popular que ha
deslegitimado a los socialistas por su pacto en Cataluña; si fuese Al Qaeda,
avalaría las tesis de quienes creen que la invasión de Iraq sólo ha servido para
causar una mayor inseguridad en el mundo.
Los datos de la investigación
policial que han podido conocerse apuntan más a células integristas islámicas
que a la banda terrorista ETA, así lo sugerirían las medidas de seguridad que se
han tomado en otros países europeos aconsejados por sus servicios de seguridad o
cómo lo han asumido los sensibles mercados financieros internacionales. Incluso
nuestro Centro Nacional de Información (CNI) desde el mismo jueves apuntaban al
Ministerio de Interior sus dudas sobre la autoría de la masacre.
Se necesita
la mayor transparencia informativa que permita conocer a todos los españoles los
avances en las investigaciones policiales, no puede haber el mínimo rastro de
duda en ello, por respeto a los muertos, a los heridos y a la ciudadanía ningún
gobierno democrático ocultaría o retrasaría datos sobre la investigación. La
dignidad y la ética así lo exigen y así se lo debemos reclamar a nuestro
Gobierno.
A los ciudadanos sólo nos queda la palabra y el voto, por ello
vuelvo a insistir en la necesidad de demostrarles a estos asesinos, sean quienes
sean, que no nos han vencido y que tarde o temprano los derrotaremos asistiendo
masivamente a votar, sobre todo como homenaje a esos doscientos ciudadanos que
han dado su vida por la democracia.
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