domingo, 23 de noviembre de 2003

Aznar, por fin, visita a nuestro vecino

Los próximos ocho y nueve de diciembre, nuestro presidente del Gobierno tiene previsto realizar una visita al reino de Marruecos. Parece que al final de su mandato el Sr. Aznar desea recomponer su política exterior, política que, por primera vez en veinticinco años de democracia, se ha concretado en la falta del más mínimo consenso en el arco parlamentario y sobre todo por los numerosos desencuentros con nuestro entorno histórico y político más natural. Olvidándose de nuestra integración en Europa, de nuestra hermandad hispanoamericana, nuestra amistad con el mundo árabe y nuestros intereses en el Mediterráneo, nuestro Presidente popular, se ha basado más en unos intereses personales y partidistas que nos han llevado a una alianza con Estados Unidos de América del Norte y el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Con el primero nos ha embarcado a una guerra ilegal con Iraq, en la que el amigo americano busca recomponer sus alianzas estratégicas para preservar sus reservas de petróleo ante un posible cambio en la actitud de la dinastía saudí; y la relación bilateral con su amigo Tony Blair no sirvió para poder recuperar Gibraltar de las garras de la pérfida Albión, archivando aquella extravagante idea del Sr. Piqué de la cosoberanía en el baúl de los recuerdos.
Ahora de una forma interesada busca corregir esta desastrosa política que nos ha causado más disgustos que alegrías con el objetivo de poder limpiar su currículum y optar a presidir alguna institución europea, y de tal forma poder dar salida a su capacidad de liderazgo que parece empequeñecerse al mando de esta sociedad desagradecida para con sus esfuerzos.
Dentro de la recomposición de los platos rotos, nuestro Presidente Popular aterriza en el país vecino tras un largo período de desencuentros (desde la ruptura del acuerdo pesquero hasta el incidente más grave con nuestra Isla del Perejil), intentando abrir una vía de cooperación que conduzca a un clima de entendimiento y de buenas relaciones con Marruecos; para ello han empezado a desplazarse al reino alauíta varios ministros, la titular de la cartera de Exteriores inició la ristra de miembros del gobierno, seguida del Sr. Álvarez Cascos, titular de Fomento, quien viajó a Rabat con un nutrido grupo de responsables de empresas españolas; de la Sra. Del Castillo, responsable del Ministerio de Educación y Ciencia, quien visitó su ciudad natal, Nador, para iniciar la construcción de un Instituto de Enseñanza (por cierto que llevará por nombre Lope de Vega). Y ahora nos acaba de visitar el Ministro de Interior de Marruecos para coordinar las políticas migratorias.
Hay que celebrar que de una ruptura de relaciones absoluta, con retirada de embajadores y un estado prebélico se haya pasado a una relación de diálogo y cooperación, donde esperemos que la negociación logre resolver los conflictos pendientes entre ambos países; ¿le estará dando la razón al líder de la oposición cuando éste hablaba de diálogo?
Sin embargo lo que más llama la atención en esta vuelta a la normalidad es el rápido interés mostrado por nuestro Presidente Aznar para restañar estas heridas, quizás motivado más por cuestiones crematísticas que por razones de Estado: el peso de los intereses económicos en Marruecos (nuestras exportaciones han alcanzado en julio la cantidad de 1.127,6 millones de euros), la presencia de más de ochocientas empresas españolas (últimamente Repsol se ha visto agraciada con unos permisos de explotación petrolífera, el grupo hispano francés Altadis se hizo con la privatización del monopolio de tabacos, la empresa Fadesa se ha adjudicado el mayor complejo turístico de la zona norte, y FCC se ha convertido en el segundo operador aeroportuario) y, sobre todo, el ambicioso programa de desarrollo de infraestructuras que realizará hasta el año 2.10 Marruecos, parecen ser las bases de tan abrumador deseo.
Así nuestro Presidente ha dado órdenes a los miembros de su gobierno para asegurar el éxito de la reunión y obtener unos buenos resultados en el reparto de ese plan de infraestructuras (donde se incluye el famoso puerto Tánger-Mediterráneo); nuestro Ministro de Economía, Sr. Rato está desarrollando un nuevo acuerdo de cooperación financiera, por el que el Reino de España pondrá a disposición de nuestro vecino 350 millones de euros; además se está finalizando un programa de conversión de deuda oficial marroquí por inversiones españolas que supondrán otros 40 millones de euros. A estas actuaciones económicas hay que añadir que España es el primer país europeo que apoya oficialmente la candidatura de Marruecos al Campeonato del Mundo de Fútbol del 2.010, apoyo que presumiblemente arrastre a los países latinoamericanos. Este acontecimiento supondrá una inversión de 2.150 millones de euros en infraestructuras para el campeonato y es deseo de nuestras grandes empresas constructoras (ACS, Dragados, FCC, Sacyr, Vallehermoso, etc, que acompañaron al Sr. Álvarez Cascos en su visita a Rabat) sacar tajada de cualquiera de estos dos grandes proyectos.
Esperemos que entre tanto interés económico de nuestros empresarios, nuestro Presidente tenga el tiempo suficiente para exponer los problemas de nuestra pequeña ciudad y pueda plantear la tan necesitada frontera comercial o la presión migratoria que existe sobre nuestra frontera aunque nuestros vecinos ya han colocado sobre la mesa que su principal lucha es contra el contrabando que genera la pérdida de 450.000 puestos de trabajo en el norte de Maruecos y provoca esa emigración hacia Europa de sus súbditos). O quizás nuestro Presidente piense que Ceuta es una cuestión interna y nada debe tratar con nuestros vecinos.

No hay comentarios: