domingo, 15 de junio de 2003

Ojalá fuésemos Gibraltar

El domingo pasado nos desayunábamos con las declaraciones, en dos de los periódicos de mayor tirada nacional, del Secretario para Asuntos Europeos del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, D. Denis MacShane, en ellas nos aclaraba para aquellos que tenían dudas que “Gibraltar es para Gran Bretaña un poco lo que Ceuta y Melilla son para España”. El lunes el decano nos hacía llegar la existencia de un informe de la Organización Internacional del Trabajo en el que se nos describía como “prisiones al aire libre” para los subsaharianos (negros que hemos dicho siempre, pero que nuestra hipocresía ha buscado aquella palabra para evitar tintes racistas en la descripción de un color de piel). Si a ello añadimos la agresión a la educadora en el centro de Punta Blanca y el asesinato de una persona a manos de su ex marido podemos ver que la imagen que se da de nuestra ciudad no es la más positiva que pudiéramos desear.

El pasado mes de febrero nuestro multifuncional cargo D. Nicolás Fernández presentaba en el Senado una moción en la que se instaba al Gobierno de la nación a la realización de una campaña de comunicación que tuviera por objetivo mejorar el conocimiento de la realidad de las ciudades de Ceuta y Melilla, moción que fue aprobada por asentimiento de los senadores presentes. Al contemplar todas estas noticias que invaden nuestros medios de comunicación, uno no puede mas que preguntarse si todas ellas forman parte de esa campaña o es que los hados se han unido en nuestra contra y en un mal golpe de la fortuna hemos sido condenados por la comisión de algún grave error en un pasado reciente. Ya en aquellas fechas denunciaba la vacuidad de la moción y la utilización partidista de unos sentimientos con claros fines electoralistas, pues hacía ya un año que se había gestado el panfleto sobre “Medidas para potenciar la actividad productiva y favorecer el desarrollo endógeno” y en él se incluía dicha campaña. Sus propios compañeros en la Cámara Alta le reprochaban su falta de exigencia y recriminaban la inexistencia de unos objetivos, de un plan o de una cuantificación económica de la moción que presentaba, indicándole que poca fe debería tener en el Gobierno de la nación cuando le exigía que únicamente cumpliera con las funciones que tiene encomendadas y cubriera las necesidades de nuestro pueblo.

De aquella campaña no hemos vuelto a saber nada, pues supongo que estas comparaciones o definiciones nada tienen que ver con ella, lo que demuestra que más que de la “defensa de una emoción” como decía nuestro brillante senador, sólo existía el aprovechamiento de los sentimientos de los españoles para uso de los intereses de su partido de cara a las elecciones municipales.

Posiblemente haya que esperar hasta febrero del próximo año para poder conocer cuál es el contenido de esta campaña de comunicación que por mandato del Senado nuestro ejecutivo central está obligado a realizar, que no de su desarrollo que eso cuesta dinero, y así nuestro extraviado representante en el Congreso podrá revalidar su acta de diputado y volver a convencernos de lo bien que lo hacen desde Madrid porque hemos sido chicos buenos y hemos optado por la opción correcta, no como otros que votan a partidos que pactan con comunistas y luego pasa lo que pasa, aunque ellos si puedan hacer pactos con estos mismos comunistas, pues son inmunes a los contagios de estas hordas gracias a su líder impectore y lo que buscan es su conversión al bien de España.

El jueves un diario de tirada nacional incluía un cuadernillo de unas veinte páginas con un especial sobre nuestro vecino, en él se trataban las posibilidades de inversión para empresas, su desarrollo industrial, portuario, en telecomunicaciones y su potencial turístico. Todo un pasquín de presentación que intentaba mejorar la imagen de Marruecos tras los sangrientos atentados de Casablanca y atraer a posibles inversores. En cambio nuestra ciudad si no es por el esfuerzo de nuestros paisanos como en el reportaje del sábado pasado en el ABC, difícilmente se promociona a pesar de que la concejalía de turismo sea una de las de mayor presupuesto, pero debe ser para gloria y disfrute de su responsable. Se ha realizado un esfuerzo económico para crear una Guía Fiscal y hemos esperado a presentarla para que coincidiera con la campaña electoral, como otro triunfo más del gobierno; pero tan sólo se ha dado a conocer en el ámbito local y se han enviado algunos ejemplares a la prensa, sin mas explicaciones que una somera carta de nuestro refutado técnico. Esperemos que con la puesta en marcha del nuevo Ayuntamiento, nuestro Alcalde sepa enfocar la política de comunicación de nuestra ciudad de mejor manera y sepa aunar los distintos presupuestos en pos de un único objetivo: la promoción de Ceuta.

Ojalá fuésemos Gibraltar puesto que a los miembros de la casa real de la pérfida Albión no se le caen los anillos ni tienen ningún inconveniente en visitar sus posesiones, recordemos el inicio de la luna de miel del príncipe Carlos con la desaparecida princesa Diana. La mejor campaña de comunicación debería empezar por nuestra primera autoridad, el Jefe del Estado, quien para conocer mejor nuestra realidad tendría que pisar la tierra que hace ya casi cuatrocientos años decidió libremente seguir bajo la corona de sus antepasados en el cargo. O puede que alguien le impida realizar el viaje como cuando quiso viajar a Cuba y se le dijo “ahora no toca”. Si nuestro Alcalde consigue que el Rey nos visite habrá que colocar otra hornacina junto a la Virgen de África para colocarlo como Alcalde Perpetuo.

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