sábado, 16 de noviembre de 2002

Inflación: esa descocada.

Acaban de publicarse los datos de la tasa de inflación y los de la Encuesta de Población Activa. Ambos empiezan a mostrar la difícil situación en que se encuentra nuestra economía, no sólo por la situación internacional, sino sobre todo porque nuestra economía ha estado creciendo a remolque de las demás, basándonos en el turismo y en la competitividad de nuestras exportaciones. Y nuestro Gobierno no ha sido capaz, en época de vacas gordas, modificar nuestra estructura productiva para poder cambiar nuestro tipo de crecimiento.

Así nos encontramos con una tasa de inflación nacional del 4% interanual (3.5% en lo que va de año) y en el caso de nuestra ciudad, un 3.9% ,la interanual y un 3.3% en lo que va de año. Y todavía nos quedan dos meses en los que los precios suelen lanzarse a una carrera desenfrenada hacia el cielo, así que es muy posible que la inflación acabe en el 4% o por encima; al doble de la previsión del gobierno. Realizando un análisis por grupos nos encontramos que es el de Vestido y Calzado el que se ha disparado , con un 11.9% de subida mensual( y dentro del grupo el Vestido alcanza un incremento del 13.8%); el siguiente grupo más inflacionista es el de Transporte (0.7% de subida mensual).

Ello va a llevar a nuevos incrementos de los precios, como pescadilla que se muerde la cola, al tener que incrementar, por un lado, los convenios colectivos con cláusulas de revisión automática, provocando una subida en los costes de producción de las empresas que se repercutirán nuevamente en los precios; y por otro lado nuestro Gobierno deberá abonar a nuestros pensionistas la diferencia entre el I.P.C. real y la previsión de inflación; con lo que se provocará un desfase en las cuentas del Estado (más de 2.200 millones de pesetas, pero que repercutirán en el presupuesto del año próximo).

La cuestión está en que la inflación sigue subiendo a pesar del frenazo de la economía, la reducción de la demanda no ha provocado una disminución de los precios que hubiera sido lo más normal y no lo ha provocado porque los mercados son demasiado rígidos para provocar la reducción y las medidas de liberalización tomadas por el gobierno están causando los efectos contrarios a los esperados.

En vez de tener unos mercados más flexibles y competitivos nos encontramos con sectores que actúan como auténticos monopolios en la fijación de los precios finales y sus servicios son de países tercermundistas. Nuestro Gobierno es un gran analista, rápidamente encuentra las causas que provocan los aumentos de precios (en unos casos, el petróleo; en otros, los alimentos; o incluso en alguna ocasión el ansia de los empresarios por incrementar sus beneficios), pero resulta un mal gestor pues no es capaz de aplicar las medidas correctoras para evitar una tasa de inflación tan elevada; los problemas no son coyunturales, sino estructurales.

Así ahora los culpables de la inflación son las cláusulas retrógradas de los convenios colectivos, que lo único que intentan es mantener el poder adquisitivo de los trabajadores y que se aplican como consecuencia del descontrol que el equipo económico del Gobierno ha provocado en la inflación por su falta de política económica. Porque cuando se negocia un convenio colectivo se tiene en cuenta la previsión de la tasa de inflación que el Gobierno da y que reiteradamente incumple; no son los trabajadores o los empresarios los culpables sino la falta de una política económica que permita mantener bajo control los precios.

Y esa es otra de las asignaturas que el Partido Popular suspende, junto con muchas otras que conocemos de sobra. El Gobierno ha sabido aprovecharse de los éxitos de la coyuntura internacional, pero no ha podido mejorar nuestras estructuras económicas para cambiar los funcionamientos obsoletos de nuestros mercados.

No hay comentarios: