sábado, 7 de septiembre de 2002

La cubrición de la concejala.

Suele ser muy habitual en nuestros políticos el repetir como loros ciertas frases o soniquetes que creen que les hacen más cultos o instruidos, e incluso hasta algunos se creen superiores al resto de los mortales por utilizar una serie de palabras o jerga que ni siquiera saben que significan, cuando en realidad lo que están haciendo es, lo que vulgarmente decimos, meter la pata hasta el fondo. No es extraño oír a nuestros representantes decir cosas como que “priorizan sus objetivos”, o “fidelizan los votos” o hasta nos dan “su opinión personal” (y eso que no nos sirve para nada).

Ahora con el pensamiento único, el mercado único y el España va bien, como base y fundamento de nuestra filosofía de la vida se ha impuesto en nuestro equipo de gobierno unos aires de grandeza y de distinción que ya los llevan a gobernar por encima del bien y del mal. Lástima que hasta la Iglesia, con su espíritu corporativista ha salido en defensa de los suyos, digan lo que digan; porque el Concordato le obliga al Estado Español a dar más que las cruces que se marcan en la Declaración de la Renta, que sino nuestro Primer Ministro les cerraría el grifo con eso de “hemos tomado nota”. Por ello es innecesario hablar de indolentes, o sindicalistas que no pegan palos al agua, o de jornaleros que lo que deben hacer es trabajar.

Lo último lo he leído en la entrevista que le hacía el decano a la concejala de Educación y Cultura, ante la pregunta de la periodista sobre las inversiones en patrimonio, la señora ni corta ni perezosa se explaya diciendo: “Se está realizando la cubrición de la Basílica Tardorromana...” A uno, que esto del idioma le duele pues es de los pocos bienes que posee, se le revuelven las tripas ante tales palabras, porque uno está pensando en el macho que se digne cubrir a tanta basílica. Pero es que quizás la culpa no sea suya, pues parece ser que “todo lo que es” el expediente se titula así, su culpa es la de que ostentando la concejalía que apellidan de cultura ni siquiera se haya dignado en consultar el Diccionario de la Real Academia para saber qué decía. Tras esto podemos pensar cuál puede ser la política cultural que desarrolla nuestro Ayuntamiento; no es de extrañar que nuestro estimado Alcalde no desee asumir ni una sola transferencia más (de agradecer no sólo por administrados, sino también por los administradores).

Este es el ejemplo para saber cómo se hacen las cosas en nuestro pueblo, lo importante es la imagen, tanto es así que alguna de nuestras autoridades, el día de la inauguración de la feria del libro, iban comiéndose, no solo con los ojillos, a la ilustre invitada; mientras que una veintena de niños de cinco años se quedaban con las agradables funcionarias de la concejalía de cultura como únicas asistentes oficiales a la extraordinaria actuación que nos ofrecieron de Las Aventuras de Don Quijote. (Agradecerte María Rosa lo que has conseguido con los niños). Pero claro los veinte niños no votan el año que viene y era más importante pavonearse ante las cámaras de los medios de comunicación para “en la priorización de la fidelización de los votos dar su opinión personal de todo lo que es la feria de este año”.

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