sábado, 28 de septiembre de 2002

Con las manos en la masa

Hace una semana, unas cincuenta personas sufrían una intoxicación por la ingestión de productos alimenticios supuestamente en mal estado. No voy a entrar en la discusión sobre la "ética del capitalismo" y la fe en la libre empresa y el liberalismo a ultranza, pues no es ese el fin de esta colaboración. Mi temor va encaminado hacia las manos en las que hemos depositado el control de nuestra calidad de vida, porque al fin y al cabo vigilar nuestra salud sanitaria es una de las características que define nuestra calidad de vida.

En innumerables ocasiones nuestras autoridades se comportan de una forma parca en el uso de sus competencias, de una forma municipal; queremos ser una autonomía y no pasamos de conformarnos en ni siquiera ser un Ayuntamiento como dios manda; no me extraña que, por mucho que diga ahora, nuestra primera autoridad no desee asumir ni una sola competencia más. En enero del año 1999 eran traspasadas a nuestra ciudad una serie de competencias a través de los famosos Decretos de Transferencias, entre ellas algunas materias de sanidad, leyéndose en su párrafo denominado "l" : " El control sanitario de la producción, almacenamiento, transporte, manipulación y venta de alimentos, bebidas y productos relacionados, directa o indirectamente, con la alimentación humana, cuando estas actividades se desarrollen en el ámbito de la ciudad". Prácticamente desde la aceptación de estas competencias hemos tenido a la misma persona a cargo de Sanidad y Consumo.

Desde la asunción de dichas responsabilidades no ha existido una correcta planificación del control sanitario en nuestra ciudad, tiene que ocurrir una epidemia de este tipo para que nuestras autoridades se pongan a inspeccionar nuestros establecimientos hosteleros con el fin de realizar aquellas funciones que hace más de tres años y medio asumió. Ahora se acuerda nuestra concejalía de Sanidad y Consumo que tiene un eficiente grupo de inspectores a los cuáles debe indicarles las mínimas directrices para que ejerzan su trabajo y realicen los reconocimientos que permitan conocer la situación de salubridad de nuestros establecimientos. Al menos tienen la desfachatez de reconocerlo, pues el lunes iba a reunirse el supuesto gestor de área para programar las acciones a seguir a partir de ahora. Encima han tenido suerte y , al parecer, los enfermos no están demasiado graves.

Además se quejan de la dificultad de realizar su trabajo, pues muchos establecimientos "ni siquiera cuentan con licencia de apertura". El conocimiento de la comisión de un delito ( en este caso contra la salud pública) y la no puesta en conocimiento de las autoridades del mismo es otro delito, agravado por la supuesta responsabilidad de su cargo. Si tienen la mínima intuición de esas infracciones y no actúan, son ustedes los verdaderos responsables y contra ustedes debería actuar el fiscal de oficio por colaborar con el atentado a nuestra salud.

Pero lo que no se ha olvidado de planificar nuestro imprudente concejal es su agenda de viajes para reunirse con los consejeros de las Comunidades Autónomas o para asistir a reuniones de coordinación o planificación de medidas sanitarias, o del resto de su equipo a cualquier lugar para contrastar con responsables de salud pública las distintas formas de ver la sanidad pública. Sin embargo esta agenda tan cargada les ha impedido el concebir un plan de acción para las mínimas competencias asumidas por su concejalía. No hay ninguna planificación, ni programación por parte de este departamento que podamos decir que se asemeje a una minúscula política de sanidad pública.

Demasiado grave es esta cuestión para dejar en manos de semejante desalmado nuestra salud pública; su irresponsabilidad ha podido causar un daño irreparable a nuestra sociedad al consentir con su falta de actuación, la existencia de lugares sin vigilancia sanitaria. Cuando uno asume un cargo público, no es el juego del Monopoly, donde el jugador intenta enriquecerse en el menor tiempo posible, es algo serio y se necesitan personas responsables que sepan asumir las tareas que se les encomienda con aptitud y sobre todo con entrega a la comunidad a la que representa. ¿Hasta cuándo aguantará con la banda de los cuatro Señor Alcalde?

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