domingo, 14 de febrero de 2021

El Director General de Emergencias pone en peligro a la población

 

El 4 de agosto de 2020 se producía una gran explosión en Beirut al detonar 2.750 toneladas de Nitrato de amonio, que se encontraban sin cumplir las normas de seguridad, provocando la muerte de más de 200 personas, más de 6.000 heridos, más de 300.000 perdieron sus hogares, dejando un cráter de 120 metros de diámetro. La desidia con la que actuaron las autoridades es la principal causa que originó la tragedia. Si, quién tenía la responsabilidad de que se cumplieran las normas de seguridad, hubiera actuado correctamente no se hubiera producido tal desastre.


Con la pandemia, el Desgobierno del Sr. Vivas decidió crear una reserva estratégica de productos sanitarios que permitiera cubrir las necesidades urgentes de la población y sobre todo de los servicios esenciales. Una reserva que, a pesar de tener conocimiento de su premura en el mes de marzo, no fue hasta el mes de septiembre cuando se acopia el material. Una reserva estratégica que desde el MDyC se ha judicializado ante el supuesto pago de más del doble de su precio de mercado. “Tutto é per la famgilia”. Una reserva que, a pesar de su secreta ubicación, sufrió un robo de más de 26.000 mascarillas.


El viernes nos enterábamos a través de la interpelación sobre la situación de la reserva estratégica que realizaba en el Pleno la Sra. Hamed del MDyC, que la ubicación que eligió la Dirección General de Emergencias y Protección Civil tenía menos papeles que un coche patera. En septiembre, deciden trasladar la Consejería de Presidencia y Relaciones Institucionales las mascarillas y el gel hidroalchólico a la antigua cocina del Hospital Militar (una vez cedido el inmueble por la Comandancia General de Ceuta al Ayuntamiento de Ceuta), sin cumplir ni una sola norma, no ya de productos peligrosos, sino de la gestión administrativa de apertura de locales. Debieron pensar que como era “secreta” no debía levantar la liebre.

 


En diciembre, los cacos, que bien sabían dónde se ubicaba la “secreta” reserva estratégica, se apoderaron de unas 26.000 mascarillas; pero no fue hasta el 18 de enero de 2021 (cuatro meses después de su constitución y un mes después del robo) cuando se realiza una visita por parte de los servicios técnicos del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) y de Prevención de Riesgos Laborales (PRL) para “verificar las condiciones de seguridad contra incendios del almacenamiento de productos hirdroalcohóclicos” en el Hospital Militar donde encuentran 16.560 litros de gel hidroalcohólico, cuyas conclusiones son demoledoras: La cantidad de mercancía existente, el nivel intrínseco de riesgo acorde con la densidad de la carga de fuego, unido a las deficientes medidas de prevención y extinción, aumentan la probabilidad de desarrollo y evolución desfavorable en caso de incendio, lo que podría provocar graves pérdidas materiales y humanas, suponiendo un peligro latente, debiéndose proponer la adopción de las medidas correctoras con carácter de urgencia”. El informe de PRL señala que el gel hidroalcohólico debe salir de inmediato de esas dependencias para evitar una tragedia y almacenarlo según las normas de seguridad, según el SEIS debería estar en 330 locales de las características como en donde están.

Durante cuatro meses, esta troupe de saltimbanquis ha puesto en un grave peligro a la población, decía el informe del SEIS que se apreciaba “olfativamente los vapores de alcohol emanados en el momento de apertura de la puerta de acceso”, no es un invento, ha existido (o existe) una situación de extrema gravedad que puede provocar una tragedia, con graves pérdidas de vidas e innumerables daños materiales, y todo porque los irresponsables que han puesto al frente del área de emergencias no han cumplido ni una sola norma de seguridad. 


Al principio lo almacenan en el Parque Móvil, que podría haber provocado la desaparición del mismo Parque Móvil, el SEIS, la Policía Local, el 112 (quedándonos sin servicios básicos para atender la tragedia); además la deflagración podría haber afectado, incluso hasta su destrucción, a los edificios colindantes. En el Hospital Militar, hubiera desparecido la totalidad de sus edificios, donde está el servicio de rastreadores y barriadas tan populosas como O´Donnell o Juan XXIII.

Efectos de una explosión como la de Beirut en Ceuta.El punto rojo es la zona destruida, el resto la zona afectada

La incapacidad manifiesta de esta turba que forma el Ejército de Pancho Vivas ha quedado demostrada una y otra vez, pero en esta ocasión su nefasta gestión ha traspasado una línea en la que se han puesto en muy grave riesgo la vida de miles de personas, debiendo exigirse la asunción de responsabilidades, primero políticas si mañana no presentan la dimisión tanto la Consejera de Presidencia y Relaciones Institucionales como su Director General de Emergencias, deberían ser cesados de inmediato; segundo, las responsabilidades penales que pudieran derivarse de mantener una situación de grave riesgo para la población de Ceuta durante cuatro meses (desconozco si se ha solucionado) deben ser perseguidas por el Ayuntamiento; y tercero, tomar las medidas para que esta bomba sea neutralizada y trasladada, cumpliendo todas las medidas de seguridad, a un lugar seguro como puede ser el polvorín de la Comandancia General de Ceuta.



La desidia de estos incapaces no puede seguir poniendo en peligro a una ciudad, nos han dejado sin futuro económico, han generado la mayor brecha social, han provocado la presencia de la extrema derecha en el Pleno, pero que nos quieran liquidar por su negligencia no debemos permitirlo. Nuestra vida no puede quedar en manos de estos inútiles.

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