Una y otra vez nos repitieron hasta la saciedad que el
llamado rescate bancario no iba a costar un euro a las arcas públicas, que lo
que se realizaba era un préstamo a las entidades crediticias que nos
devolverían hasta el último céntimo.
En la crisis institucional a la que nos ha llevado el
Tancredismo del presidente del Gobierno ha pasado casi inadvertida la nota
informativa sobre las ayudas financieras en el proceso de reestructuración del
sistema bancario español que el Banco de España emitió el pasado lunes.
Según esta nota “desde mayo de 2009, las (ayudas
públicas) comprometidas en diversas formas de capital han ascendido a 54.353
millones de euros aportados por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria
(FROB). A fecha 31-12-16 se habían recuperado 3.873 millones, importe que se incrementará
con la venta de las participaciones del FROB en Bankia y BMN. El importe
recuperable en este apartado se estima a finales de 2016 en 10.402 millones de
euros”.
Y acaba señalando la nota que “si se suman las
aportaciones de capital netas, los esquemas de protección de activos y garantías (…) la estimación
provisional de los recursos netos destinados al apoyo del sistema financiero se
sitúa en 41.150 millones por parte del FROB y 21.604 millones por parte del
sector bancario, a través del FGDEC.”
Primero lanzó la idea uno de los peores ministros de
economía de la Unión Europea, D. Luis de Guindos Jurado, quien antes de iniciarse en la política,
este técnico comercial del Estado, había trabajado para la empresa AB- Asesores
(la principal empresa de asesoramiento de inversión privada que existía en
España), y tras su paso por varios escalones de Ministerio de Economía, entró rápidamente
por una de esas puertas giratorias que se les abre a los elegidos, en Lehman Brothers como responsable para
España y Portugal, empresa que fue una de las causantes de la grave crisis de
las hipotecas basura y que según de Guindos ese hecho no tendría repercusión en
la filial ibérica, las sobras del negocio fueron compradas meses más tarde por
la empresa Namura, que ha sido contratada el pasado mes de agosto para llevar a
cabo la reprivatización de Bankia.
Casualidades de la vida.
El Sr. De Guindos nos insistió una y otra vez en que las
ayudas eran una “disposición de recursos que tenía que ser reembolsable”, a él
se unía la vicepresidenta del Gobierno, la Dña. Soraya Saénz de Santamaría que
explicaba a los ciudadanos que el objetivo de la reestructuración del sistema
bancario era que no le que costase “ni
un euro al contribuyente español”. Y por último D. Mariano Rajoy, presidente del
Gobierno que en el Congreso de los diputados decía que es “un crédito a la
banca que va a pagar la propia banca”.
Transcurridos cinco años de esa “disposición de
recursos”, la broma de la banca nos va a costar a todos los españoles un mínimo
de 41.150 millones de euros, es decir que cada españolito va a tener que poner
de su bolsillo unos 884€.
Ahora querrán convencernos que han logrado salvar el
sistema bancario español, nuevamente el
Sr. De Guindos, el pasado junio, señalaba que se salvaron los depósitos de 12
millones de clientes de esos bancos, una nueva mentira pues los depósitos están
asegurados hasta un importe de 100.00€ por titular y pocos son los que tienen
ese saldo.
O que el rescate ha supuesto un ahorro en intereses de
14.000 millones puesto que permitió la reducción de la prima de riesgo,
alegando que los altos tipos de interés se debían a la incertidumbre de los mercados
con relación al sistema bancario español.
Los intereses se pagan porque tenemos una deuda
superior al PIB y se ha llegado a ella a causa de la burbuja inmobiliaria que
la liberalización del suelo hizo el gobierno de Aznar, y al dispendio que
gobiernos como el de Valencia, el de Murcia o el de Madrid han realizado. Y la
incapacidad que el gobierno socialista tuvo para reaccionar ante lo que no quería
reconocer como una crisis. Además hay
que añadir que los especuladores provocaron subidas artificiales para lucrarse, que seguro que en sus tiempos de Lehman
Brothers debería conocer muy bien.
El coste del rescate bancario lo hemos tenido que pagar
todos los españoles, debido a la preferencia por salvar a sus amigos de quienes
nos gobiernan, que han antepuesto agotar
la hucha de las pensiones, reducir en unos 12.000 millones la sanidad pública,
en unos 9.000 millones en educación, unos 3.000 millones en dependencia, en ayudas
sociales, en la lucha contra la violencia de género, en Investigación y
Desarrollo, en los salarios de los
funcionarios, etcétera, etcétera, etcétera.
Todos hemos tenido que pagar el
salvamento de unos bancos y cajas de ahorro, donde hemos visto que los partidos
políticos y sindicatos sin excepción estaban implicados en su gestión y ninguno
de ellos alzó la voz para parar la sangría que suponían.
Si a ello añadimos la brecha social que esta situación
ha generado en la sociedad española, donde casi el 28% de la población está en
riesgo de exclusión social, o el 40% de la población infantil vive por debajo
del umbral de la pobreza, o la precariedad laboral que sus reformas laborales
han generado, donde el 14.1% de los trabajadores son “pobres”, estos datos quizás
nos permita comprender cuáles son las prioridades que el Gobierno de Mariano Rajoy tiene. Desde
luego que las personas no lo son.
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