martes, 14 de marzo de 2017

Vivas, ese sátrapa (II)



Si intentan entresacar de tanta palabrería, con la que a lo largo de estos aletargadores dieciséis años nos ha ido embadurnando,  un plan, una idea, una luz que haya guiado las actuaciones que a lo largo de su estancia en el poder haya desarrollado nuestro Alcalde Perpetuo no encontrarán nada, absolutamente nada. No hay un proyecto de ciudad a la que nos quiera llevar, un objetivo marcado al que arribar, una estrategia que implementar. Detrás de toda esa charlatanería de feria sólo hay un interés: el suyo propio, que no le quieran engañar con el “interés general” con el que se llena la boca, lo único que pretende nuestro nefasto edil es continuar en la poltrona hasta que se jubile. Lo demás se la trae al pairo, como diría en su jerga marinera.


Y así no has llevado a las más altas cotas de endeudamiento, sin haber logrado poner unas vías de solución a nuestra economía y, lo que es peor, lo reconoce quedándose tan feliz, y sigue sin saber a dónde nos lleva; el número de desempleados se ha triplicado, y como solución nos dice que nos vayamos que somos muchos, que para eso sí que nos dan dinero; el personal dependiente del Ayuntamiento pasó de ser en el 2000 1.575 personas, a 2.553 en el 2011, una locura de crecimiento (62%) que no se respalda en la asunción de más competencias, sino en la política de nepotismo que aplica. 


Desde entonces, ante la imposibilidad de mantener financieramente tamaño dinosaurio, ha descendido hasta las 2.249 personas, a través de las jubilaciones porque no se atreve a aplicar una solución, unas reducciones que han provocado la disminución de personal en los servicios esenciales, como se puede comprobar en la policía local, los bomberos o los servicios sociales. Y todavía estamos esperando que se haga realidad la Relación de Puestos de Trabajo, para impedir que siga nombrando a dedo a quienes pueden poner trabas a sus tejes y manejes.


Como punto positivo remarca que se han ganado unos cinco mil asegurados a la seguridad social en esta siniestra etapa, pero lo que no dice nuestro inepto Alcalde es que entre el 2001 y el 2008 se consiguió aumentar el número en 4.495 afiliados, debido a la entrada en vigor de las bonificaciones en las cuotas sociales, y que en los otros ocho años sólo se ha crecido en 561 personas, que en este periodo se han perdido el 2,61% de los afiliados al régimen general y  que han pasado básicamente al  de autónomos y que el crecimiento se ha debido al sector de empleadas de hogar (un 264,08%). Lo que demuestra que no ha tenido ninguna política económica, pues a pesar de que la crisis no se incrustó en nuestra ciudad hasta el 2013, el crecimiento del empleo ha sido nulo desde el año 2008.Tampoco nos explica, nuestro incapaz edil, que si para el primer periodo en Melilla el crecimiento fue prácticamente el mismo (4.362), en el segundo (2009-2016) se elevó a 2.228 personas, casi cuatro veces más de lo que lo hizo en nuestra ciudad, lo que ha provocado que desde el año pasado nos supere en afiliación nuestra ciudad hermana. 


Mientras en Melilla el vetusto perito mercantil utiliza todos los medios a su alcance para lograr crear empleo, nuestro moderno economista sólo es capaz de encontrar un único nicho de mercado para contratar, tan sólo se encuentra acomodo en su Corte de los Milagros, recuerden aquel que contrataron como “engrasador”,  y aquellos que ceden a sus designios deben supeditarse a lo que un antiguo militante del partido denomina ”la obediencia debida”, o traducido a jerga vulgar: firma donde te diga.


Nuestro Alcalde Perpetuo ha conseguido que su política de pedigüeño nos haga más subvencionados, más dependientes del Estado sin tener una política alternativa que realmente nos dé un futuro, encima se enorgullece de que el Gobierno de Madrid nos da más dinero basándose en un malentendido sentido de la solidaridad; la solidaridad no es que a usted le mantengan esa Corte de los Milagros que es incapaz de generar una sola idea de futuro para Ceuta. 


Ante su ineptitud para crear riqueza,  ha preferido esquilmar los bolsillos de los ciudadanos incrementando los impuestos hasta el infinito, incluso inventando una recaudación ficticia para después recurrir a las Arcas del Estado como ha hecho con la gasolina, hundiendo el sector y provocando un alza en el producto. Su política de despilfarro ha condenado a la ciudad a una losa crediticia que los dos próximos consistorios deberán pagar, una deuda improductiva que sólo ha servido para aclamar sus aires de grandeza y darle negocio al sector bancario.


Sus grandes proyectos se han convertido en rotundos fracasos, sus soluciones empresariales solo consisten en mantener empresas públicas deficitarias, incapaz de colocar al frente de ellas a profesionales que logren dar un giro a su caída, se dedica a premiar con canonjías  a quien mejor le loa, creando una troupe de saltimbanquis. Acuicultura hubo que cerrarla a pesar de que este tipo de industria tiene uno de los mayores futuros empresariales, desde el bosquejo inicial todo se hizo mal, todavía estamos esperando que se asuman responsabilidades o al menos nos den alguna explicación a tamaño desastre. Igual camino llevará el Parque Marítimo, que ha pasado de planificarse como un gran centro de atracción turística a ser una piscina municipal con aires de familia y que las presiones del nuevo gran inquilino le ha obligado a destrozar la estética que el gran Cesar Manrique le dio a esa puerta colocando una pasarela, argumentando una política de accesibilidad, una política de accesibilidad que curiosamente condena a una niña a no asistir al colegio porque no tiene presupuesto para hacer una rampa de 50.000€, esas son sus prioridades o mejor habría que decir, ya sabemos qué intereses defiende.


Por no mentar a ese Puerto que su política ha llevado al ostracismo; un polígono industrial sin industrias, porque no son capaces de explotar las reglas de origen, ni por supuesto pelear con Madrid para que concreten y no nos tomen por piratas cada vez que intentamos exportar un producto a la Unión Europea; un comercio sin salida, porque su inutilidad no sabe qué hacer con los impuestos; ni es capaz de atraer el turismo peninsular porque no sabe negociar un contrato para cruzar el estrecho y mucho menos haber exigido una solución a nuestra frontera,  etcétera, etcétera, etcétera.

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