El
pasado 27 de febrero, tras más de tres años de espera y una infinidad de
anuncios de su inauguración, se abrió el conocido como paso del Tarajal II,
lugar que iba a solventar en parte la problemática del paso de porteadores
desde nuestra ciudad a Marruecos. Pero al igual que se anunciaba a bombo y
platillo su apertura, se ha debido proceder a su cierre temporal, según las
autoridades incompetentes, “como medida cautelar”.
He
perdido la cuenta del número de veces que esta caterva de irresponsables ha
anunciado con todo tipo de fanfarrias la inminente inauguración de este paso como
una de las soluciones que se aportaba a los problemas que plantea al resto de
la ciudad la aglomeración de personas y vehículos en la frontera y que
estrangula el normal desarrollo de la vida.
Y
cuando logran ponerla en funcionamiento tan sólo logran tenerla en
funcionamiento cuatro días, ni se han realizado las infraestructuras necesarias
para ponerla en marcha, ni se han tomado las medidas adecuadas para
implantarla, ni existe un plan de actuación conjunta y lo que es peor, de toda
esa turba de asesores que pululan tanto por la Delegación del Gobierno como por
la Corte de los Milagros de nuestro inefable Alcalde, nadie ha pensado en los
efectos que la apertura de esta
infraestructura iba a tener tanto en el país vecino como en nuestra ciudad.
El
inepto que nos han colocado en la Delegación del Gobierno, como buen alumno de nuestro
ínclito Alcalde, se ha visto sobrepasado por la realidad, incapaz de exigir a
su padrino las inversiones que debían haberse realizado antes de ponerse en
marcha (las zonas de “embolsamiento”, los servicios, los pasos de tránsito;
etc.); tampoco ha sido capaz de exigir que se implantara un dispositivo acorde
con la situación que afrontara de una forma al menos realista el cambio a este
nuevo paso.
El
resultado de la improvisación del incompetente que nos han impuesto como
Delegado del Gobierno se demostró al segundo día, una vez que las cámaras
abandonaron el escenario de las inauguraciones se iniciaron los problemas: los
bultos dejaron de tener el volumen exigido, que los medios de comunicación tantas
veces nos bombardearon semanas antes, a pesar de no ser una medida nueva; al no
existir las zonas preparadas para acoger a los porteadores, volvió a
convertirse en un caos que se trasladó de un polígono a otro; tuvo que cerrarse
urgentemente la conocida como escalera de la muerte, porque nadie había pensado
en ello; la policía local debía asumir unas funciones que no son las suyas,
mientras que la nacional permanecía en su furgones a veinte metros, ...
Nadie
de esos sesudos asesores de los que se rodean, incluso tienen un especialista
en fronteras, pensó en el efecto llamada de un nuevo paso que facilita el
tránsito de un lado a otro, nadie ha salido a dar explicaciones del caos que su
incompetencia ha causado. Fiel a su forma de actuar, el apocado Delegado del
Gobierno se esconde en su Despacho de la Plaza de los Reyes creyendo que como
el supuesto líder opositor el tiempo todo lo olvida.
Pero
eso sí en cuanto se reúnan los ineptos irresponsables políticos que padecemos de
las distintas administraciones saldrán a describirnos que es un problema que
cada vez tiene matices diferentes, o características más complejas o situaciones
más comprometidas, pero que se han puesto a analizar, describir y buscar nuevas
soluciones y que en una semana, un mes, un año, un lustro se implementarán las
acciones necesarias que los cambios producidos por la nueva situación han
provocado. Que ellos lo tenían todo previsto, sin embargo la culpa es de los
demás que no han querido atenerse a sus instrucciones.
Se
nota que nuestro inepto Delegado del Gobierno tiene su sueldo asegurado en esa
empresa municipal que espera su vuelta cuando se cansen de su incompetencia y tenga
que volver a demostrarla en Procesa. Se nota que vive de los impuestos de los
demás, que ya no necesita de esa empresa con la que su padre le pagó su carrera
en Madrid. ¡Qué poco le preocupan los problemas de los ceutíes!
Y
váyanse preparando, que dicen las malas lenguas que van a iniciarse las obras
de la carretera nueva y como habrán observado no se ha tomado ni una sola
medida para evitar que el caos se incremente, toda esta Corte de los Milagros
sólo busca permanecer en sus poltronas el máximo de tiempo posible. Dentro de
diez, quince, veinte años, seguiremos con los mismos problemas, que teníamos
hace veinte, tómenselo con calma.
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