domingo, 23 de mayo de 2004

Las obras de nuestro Ayuntamiento

Nuestro Partido Popular (PP), desde que llegó al poder, ha entendido que el acometer cualquier tipo de obra presupone que tienen una idea de desarrollo económico para nuestro pueblo y que con ello se conseguiría cambiar la fisonomía de la ciudad, de ahí que se hayan dedicado a acometer cuantas obras han podido y el presupuesto les ha permitido aunque sólo fuera para maquillar el aspecto que presenta nuestra urbe, puesto que los cambios en nuestra estructura económica no parecen llegar a una sociedad que los necesita como agua de mayo. Para esos cambios, nuestros gobernantes prefieren las mesas, las reuniones, los comités y las comisiones con todos y cada uno de los estamentos sociales y económicos, a ver si mareando la perdiz consiguen no tomar ninguna decisión y así lograr llegar a las próximas elecciones con la imagen de haber hecho algo sin hacer nada.

De todas estas actuaciones que lleva a cabo nuestro Ayuntamiento sí se conocen las fechas de inicio de las obras, sin embargo en la inmensa mayoría de ellas la fecha de finalización se pospone día tras día, que en algunos casos llegan a ser meses, si no son años. Y puede comprobarse en el Desdoblamiento del Paseo de las Palmeras, en el Puente del Cristo y en la obra emblemática del Hospital, de la que ahora nos enteramos que están paralizadas debido a que han encontrado unas rocas en el subsuelo que obligan a una nueva demora y, como no, a un incremento de los costes de la construcción que abonará religiosamente el ministerio de turno.

Supongo que en excepcionales casos estas dilaciones pueden tener una base razonable, basadas en cuestiones técnicas o meteorológicas imprevisibles, pero en el resto, que son casi la totalidad, no acabo de entender las causas que provocan el alargamiento de las obras. Se supone que cuando se realiza el pertinente concurso para otorgar la actuación se realiza una planificación con un desarrollo en el tiempo de cada uno de los trabajos a realizar y así conocer cuál es la supuesta fecha de finalización y el coste que supone en horas y de ahí, sumando el coste de los materiales, el valor final. Pero para realizar esa planificación es necesario primero haber realizado un análisis detallado de la obra. Y para que la empresa constructora cumpla con el plan trazado deben imponérsele unas cláusulas sancionadoras por retraso, para evitar que se incumplan los plazos previstos. Y por los resultados que se obtienen en las obras municipales hay que concluir que o las causas imprevisibles aparecen más que en cualquier otro lugar del mundo o la planificación no se realiza o las empresas toman a nuestro ayuntamiento como el pito del sereno y realizan las obras a su libre albedrío.

Todos estos retrasos no sólo tienen un coste social para los ciudadanos que deterioran su calidad de vida, sino también en unos mayores costes económicos, pues suponen una mayor cuantía de la prevista para el erario público, debiéndose reducir de otras inversiones y traduciéndose en una mala gestión al no utilizarse los fondos públicos con la eficacia necesaria para darles el mejor resultado y un coste económico para muchas empresas que se ven afectadas por las obras al impedirles efectuar sus actividades con normalidad u obligarlas a buscar soluciones transitorias de menor eficiencia en sus resultados empresariales. Debería nuestra primera autoridad empezar a controlar mejor las obras que encomienda y exigir el cumplimiento de las planificaciones de las obras para evitar que sigamos perdiendo nuestros impuestos en “cuestiones técnicas o meteorológicas imprevisibles”.

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