sábado, 4 de enero de 2003

La sociedad de la información.

A lo largo de los últimos años la expresión “Sociedad de la Información” se ha incorporado a nuestro léxico como un término de progreso, de utopía próxima, como si fuera la nueva solución que consiguiera dar a nuestra economía un nuevo salto para poder obtener un desarrollo de nuestro mundo capaz de acabar con los problemas que nos rodean. Pero como toda solución no llega como lluvia de primavera o como presupuesto del estado para tapar las cuentas mal hechas; para poder acercarnos a la llamada Sociedad de la Información es necesario tomar una serie de decisiones que posibiliten iniciar su camino.

La Sociedad de la Información es una fase de desarrollo social que se caracteriza por la capacidad de sus miembros para obtener y compartir cualquier información, instantáneamente, desde cualquier lugar y en la forma que se prefiera. El factor diferencial que se introduce en esta sociedad es que cada persona u organización no sólo dispone de sus bases de datos, sino que tiene una capacidad casi ilimitada de acceder a la información generada por los demás, y es este carácter general e ilimitado de acceso a la información el que determina este tipo de sociedad, que conforma en definitiva una forma nueva de organización de la economía y por ende de la sociedad. Así podríamos hablar de una evolución que iría desde la sociedad industrial, donde se tendría acceso a los bienes producidos por otros; hacia una sociedad postindustrial, en la que dispondríamos de los servicios prestados por otros y por fin llegaríamos a la sociedad de la información, donde accederíamos a la información generada por otros.

En este modelo de sociedad podemos considerar la existencia de cuatro elementos principales que la configuran: los usuarios, las infraestructuras, los contenidos y el entorno en que se mueven. Los usuarios son los agentes que acceden a los contenidos y servicios que se proporcionan a través de las infraestructuras de comunicación; se dividen en tres grupos: los ciudadanos ( personas que utilizan las infraestructuras fuera del ámbito laboral), las organizaciones ( entidades lucrativas o no que utilizan procedimientos de gestión empresarial) y las Administraciones Públicas ( instituciones que sirven al ciudadano y administran los bienes públicos). Se entiende por infraestructuras el conjunto de medios técnicos que constituyen el nexo de unión entre la oferta de contenidos y la demanda de los usuarios; están formadas por los terminales de los usuarios (ordenadores personales, teléfonos móviles, televisiones digitales, etc), las redes de comunicación (fijas o móviles, de banda ancha o estrecha) y los equipos servidores que albergan los contenidos a los que accedemos los usuarios. Y por contenidos se entienden todos aquellos bienes y servicios a los que se puede acceder a través de la red, la utilidad de los contenidos es el factor que más influye en el desarrollo de la sociedad de la información, cuanto mayor provecho obtengamos de la red, más se irá ampliando.

Hacia este tipo de sociedad nos movemos y así se intenta en todo el mundo, los gobiernos, las empresas y los propios usuarios realizan planes que faciliten el acceso a la Sociedad de la Información. A destacar que Corea (del Sur, por supuesto) es uno de los países más avanzados, donde más de la mitad de la población es intenauta y hay más de ocho millones de líneas de banda ancha. El Gobierno español lanzó el programa Info XXI, con más sombras que luces, pero al menos ha servido para que nuestra Administración estatal sea una de las más desarrolladas en Europa (sobre todo en el área de Hacienda, la cuestión del dinero lo primero) y sea un primer empuje para conseguir mayores metas. Todas las Comunidades Autónomas han desarrollado un Plan Estratégico de la Sociedad de la Información; estos programas van especialmente dirigidos a favorecer el acceso de los ciudadanos y las empresas a las nuevas tecnologías, potenciar la presencia de las autonomías en la red, reforzar las infraestructuras de telecomunicaciones, ampliar la oferta de servicios públicos digitales y apoyar el espíritu emprendedor de la nueva economía.

En nuestra Ciudad, aunque disponemos de un servidor oficial del Ayuntamiento y de las distintas empresas municipales, no existe un Plan Estratégico que oriente y dirija las diferentes actuaciones de los departamentos. La informática municipal sigue anclada en conceptos de los años setenta dirigida por una especie de brujo de la tribu, que intenta ocultar sus desconocimientos en los hados del destino y aplica remedios ancestrales que empeoran las situaciones. Por ello es necesario que se pongan las bases para que podamos encaminarnos hacia el futuro con un proyecto que tenga tres pilares básicos: la Administración electrónica ( que todos los trámites puedan realizarse por Internet, sin necesidad de que el ciudadano se desplace hasta las oficinas municipales); la educación ( internet debe estar integrado en los planes de estudio y utilizarse como herramienta de aprendizaje); y las pequeñas y medianas empresas( debe facilitarse el tránsito de las PYMES a una economía basada en el conocimiento). Además debería potenciarse el desarrollo de las infraestructuras, en la actualidad el desarrollo de las líneas ADSL en nuestra ciuda, a pesar de su alto coste y tardanza, es de los más altos de España; debería pensarse en el desarrollo de unas infraestrucutras propias que potenciaran el aprovechamiento de la red de cable del Ayuntamiento vendiendo su capacidad sobrante o creando una propia red de telecomunicaciones. También sería conveniente el apoyo en la adquisición de terminales para la incorporación a la red de los ciudadanos, desde sus hogares o desde los centros públicos ( como ya existe en la Biblioteca Municipal).

Son meras ideas que deberían concretarse en un Plan Estratégico para la Sociedad de la Información, el futuro va en esa dirección y no podemos permitirnos el lujo de perder un nuevo tren.

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