sábado, 28 de diciembre de 2002

2.003:Vaya año nos espera.

Estamos en las puertas del nuevo año, un dos mil tres que continuará la contienda política iniciada en este año que se nos va y que se alargará hasta el siguiente con las generales; por ello las decisiones de cambio en las políticas económicas pasarán a un segundo plano, en la búsqueda de políticas electorales que recolecten los votos suficientes. Plantearse cuál será la evolución económica de los próximos doce meses es como situarse ante una bola de cristal ante la imposibilidad de discernir cuáles serán las consecuencias de algunas medidas que se han tomado y sobre todo de las que no se van a tomar por razones electorales.

El principal problema al que se enfrenta nuestra economía, la inflación, seguirá descontrolado, pues medidas como la bajada de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (encontrándonos con precios reales del dinero negativos, los intereses están por debajo de la inflación) o la reducción del IRPF de nuestro Gobierno que se notará en la nómina de enero, provocarán nuevas tensiones al generar un mayor volumen de dinero en los bolsillos de los españoles y por lo tanto hará crecer la demanda de bienes y servicios, induciendo a nuevas subidas de precios. Si a ello añadimos la situación bélica en la que se encuentra el mundo, con el previsto inicio de la guerra contra Irak para finales de enero junto con la crisis interna venezolana (entre ambos países producen unos cinco millones de barriles) colocarán el precio del crudo en torno a los 33 dólares el barril, vemos que la situación económica internacional no favorece a nuestra economía. En el 2.001 los analistas nos indicaron que en este año que cerramos se iniciaría la salida de la crisis, que ni siquiera llegaban a denominarla mas que una ligera recesión; pero en el 2.002 los datos han persistido en demostrarnos que seguimos embarcados en una crisis que va a ser más larga de lo previsto y veremos si empezamos a ver la salida del túnel para el 2004.

No hemos de olvidar que el Gobierno de la nación colaborará con el incremento del precio de la electricidad (después de romper un nuevo compromiso electoral) y de la cuota de abono del teléfono entre otras cosas, y con el petróleo a precios superiores a los treinta dólares, nuestra inflación seguirá por encima del 3,5%, y en momentos puntuales cercana al 4%. Por mucho que nuestro ministro de Economía realice el seguimiento exacto del precio de unos cuantos artículos, lo único que sacará en claro es que el beneficio queda siempre en el mismo bolsillo, pero los precios seguirán subiendo.

En cuanto al crecimiento de nuestro Producto Interior Bruto, las estimaciones más optimistas lo hacen avanzar al 2,5%, muy lejanas de las tasas que nuestro Gobierno nos promete. Aún así, si como es previsible el enfrentamiento bélico se inicia con el año, la tasa de crecimiento de nuestra economía, basada en las exportaciones (cada vez más caras y con pérdida de productividad) y el turismo (con una situación de guerra y a precios de lujo para turismo de masas) se estancará en tasas como las que ahora crecemos (el 1,8-2 %), este ritmo difícilmente hará crear empleo, por lo que seguiremos incrementando nuestro número de desempleados. De tal forma las estimaciones que en los Presupuestos Generales del Estado dejarán de cumplirse, sobre todo la premisa del déficit cero, alejándonos un poco más de la convergencia europea.

En cuanto a nuestra ciudad, las cosas no parecen que vayan a mejorar mucho, lo único que puede hacer variar un poco la situación es el año electoral que viviremos que hará verter un buen montón de dinero para acometer obras, las cuales seguirán sin producir ese cambio esperado en nuestra economía que la haga salir del anquilosamiento en que se encuentra y vuelva a generar el suficiente empleo para nuestros jóvenes. Y, mientras tanto, seguiremos esperando que alguna industria venga preguntando por eso de las Reglas de Origen y los beneficios fiscales; que algún grupo despistado de turistas se atreva a arribar a nuestro puerto tras pagar esos precios; y que la Administración incremente los pluses para que nuestros funcionarios sigan desarraigándose de esta tierra.

Más lejos quedará el 2.004 con la ampliación europea y esperemos con una mejor situación internacional. Desearles desde estas páginas del decano mis mejores deseos de paz y felicidad para el próximo año; y ojalá que la paz sea posible entre los hombres

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