sábado, 24 de agosto de 2002

Seguimos sin saber a donde vamos

Ahora resulta que nuestro futuro económico debe basarse en nuestro puerto. Bueno mas que en nuestro puerto, en el pedazo de puerto que se proyecta realizar en no se cuantos años, pero seguro que antes de que mis nietos se jubilen alguien habrá colocado la quincuagésima quinta piedra de inauguración. Como de tantas otras cosas. No hace ni seis meses que nuestro desarrollo estaba en el turismo, el comercio y la frontera con nuestro vecino país que nos permitiría afrontar nuestro futuro con un gran optimismo, puesto que estas actividades nos permitirían generar la riqueza suficiente para que todos pudiéramos obtener nuestro puesto de trabajo.

Pero claro dada nuestra inexistente política de turismo, donde la concejala del ramo me confesaba en nuestras pasadas fiestas patronales que su mejor aportación a nuestra política de turismo era el fichaje de un personaje que su principal actuación era el ser su bufón y reír sus gracias. Donde el comercio ya sea peninsular, en que nuestras ofertas no atraen a ningún visitante, ya con Marruecos, en que su desarme arancelario cada vez nos hace más daño a largo plazo y la inestabilidad emocional de su rey a corto, les ha hecho caer en la cuenta que tampoco es una salida viable. Han sacado ahora de la chistera el tema del puerto, nuestras cabezas pensantes han dado con la solución del problema, creamos un pedazo de puerto increíble, para quedarnos con las migajas que soltará el puerto de Algeciras.

Eso sí con mano de obra de la península y de Marruecos, porque la política de formación de nuestros desempleados los estará instruyendo para que se dediquen a cualquier rama del turismo inexistente; o al medio ambiente (será para que denuncien la destrucción de la Playa de Benítez o los consiguientes vertidos de los barcos mientras limpian sus bodegas); o aprenden unos servicios sociales para atender a nuestros ancianos en residencias de la península o a los menores transfronterizos que irán poblando los centros o pisos que se creen. Mientras, todos aprenden a “navegar” por internet con nuestra increíble página de turismo, donde nos indican que podemos comer en Casa Silva, o alojarnos en el Hotel Meliá o viajar en barco a unos precios baratísimos o ver una cartelera de cine inexistente, para luego coger el barco a las seis de la mañana, eso son servicios y no lo que dan otros.

Supongo que esta idea de desarrollar el puerto es la conclusión de aquel Plan para el desarrollo de Ceuta y Melilla que nuestro Presidente del Gobierno encargó directamente a su Ministro de la Presidencia a finales del año pasado, no se si recordarán lo que tan a bombo y platillo nos vendieron los chicos del PP, ya saben más humo, porque casi nueve meses después siguen sin presentar una solución conjunta para nuestra ciudad y todo por una sencilla razón: no hay nada. No existe ni un sólo plan que piense en el desarrollo de nuestra ciudad, que mire más allá de una generación. Pero lo peor es que no sólo ellos, ni unos, ni otros; nadie ha sabido generar un proyecto de futuro que sirva para aunar nuestras voluntades. Y ese es nuestro problema mi “amigo desconocido” ni hay gobierno ni hay oposición. Y mientras los políticos que tenemos sigan pensando que la moral es un árbol que da moras, pues así nos ira, pero nosotros nos lo hemos dado y somos los responsables de ello. Y es que para qué vamos a pensar en soluciones, si cada vez que nos falta dinero en el presupuesto nuestra querida Madrid nos lo da con la mayor facilidad del mundo. ¿Hasta cuándo?

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