Así como Karl Marx entendía que la religión suponía una
forma de alejar al individuo de la realidad en la que se encuentra, haciéndole
olvidar los problemas que le rodean, para nuestro ínclito Alcalde esta función
la realizan las subvenciones, no suyas, no se vayan a confundir que él de su
bolsillo, no suelta un real, sino las que con el Presupuesto de los ceutíes
reparte a diestro y siniestro para mantener esa Corte de los Milagros que le
mantiene en la poltrona.
Sin control alguno sobre el fin de las subvenciones,
nuestro nefasto Alcalde reparte cada año más de 11 millones de euros entre las
asociaciones que considera mejor le han alabado o al menos no le han increpado,
al no existir unos criterios objetivos para distribuir tan ingente cantidad de dinero
entre los distintos grupos sociales, son los deseos de nuestro ínclito Edil los
que ordenan dichas transferencias a la sociedad civil.
Nadie analiza si los convenios que se firman sirven
para algo, no ya que suplanten las obligaciones del consistorio en cuanto a la cobertura
de unos servicios municipales que el Desgobierno del Sr. Vivas ha decidido
abandonar en manos de terceros sin ningún control, incluso se vanagloriaba la
concejala del ramo Sra. Nieto el pasado viernes de que “a través de las instituciones
con las que se mantienen conciertos” se cubren las necesidades básicas de las
familias ceutíes, cuando dicha actividad debería realizarla su departamento;
sino que al menos, el fin que persiguen dichos acuerdos cubran alguna necesidad
de la sociedad, pero por ahora sólo se
adecuan a los intereses personales o de nuestro inefable Alcalde o de su Corte
de los Milagros.
Pero más grave es que nadie se preocupe por lo que se
incluye en los presupuestos que estas asociaciones presentan, lo único que
importa es que se justifique una cantidad sin tener en cuenta si lo que se
engloba en los mismos son necesarios para desarrollar la actividad que se
pretende, o si la aportación que muchas de ellas indican que realizarán a esa
actividad, finalmente se lleva a cabo.
Así podemos analizar que una asociación presentó un proyecto
en el que se han justificado tres ordenadores de la fruta mordida y las cámaras
de televisión más caras del mercado, como nadie contrasta que dicha actividad
podría haberse realizado con otras herramientas con un valor muy inferior,
ahora nos encontramos con que existe una asociación que tiene uno de los
mejores estudios de televisión de la ciudad, pagado entre todos los ceutíes y
que es utilizado en las actividades que desean, eso sí al servicio de sus
intereses. En dicha actividad participaron veinte personas y con una “asistencia
esporádica”, el Ayuntamiento aportaba en un principio el 75% de la cantidad
solicitada, pero acabó pagando casi el 97% del proyecto. Por supuesto que al
año siguiente volvieron a obtener otra nueva subvención a pesar de que ni se
cumplieron los objetivos y la justificación no está totalmente realizada.
También existen convenios de términos generales, tan
generales que con cualquier acción por parte de la asociación se cubre el expediente,
lo que sí es vergonzoso es que por ejemplo se otorguen subvenciones a
asociaciones de consumidores y usuarios y su protección brille por su ausencia,
es incomprensible que una sociedad municipal se salte la ley General para la
Defensa de los Consumidores y Usuarios y ni una sola de estas subvencionadas
asociaciones haya abierto la boca, ya saben que los desagradecidos no
alcanzarán la Corte de los Milagros de nuestro apócrifo Alcalde.
Y no digamos cuando el Desgobierno del Sr. Vivas
publicita los cientos de puestos de trabajo que se mantienen con estas subvenciones,
sin especificar claro, que el acceso a dichos puestos ha sido a través de esas
asociaciones y que en ella, sin publicidad alguna, se han colocado a quienes
han querido y que sólo este año empieza a exigirse a estos convenios la publicidad
necesaria a la hora de contratar, parece que la verdadera oposición empieza a
trabajar. Pero tampoco les dice a estas asociaciones que el pasivo laboral que se
genera irán a cargo de las mismas y que el día que estas subvenciones sean
ofrecidas en modo competitivo, cada sociedad deberá asumir ese coste.
Entiendo una sociedad civil fuerte, capaz de hacer participar
a los ciudadanos en las decisiones que afecten a su comunidad, una sociedad
civil independiente, que no sea sumisa a los presupuestos que un mezquino
Alcalde, quien para mantenerse en el poder desarrolla esta red clientelar, a la
que paga con el dinero de todos, como una herramienta de adormecimiento de la
sociedad.
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