Ante un auditorio compuesto por la aristocracia financiera bilbaína, Don Alfredo
Sáenz Abad, vicepresidente segundo y consejero delegado del Banco Santander
Central Hispano (BSCH), clamó que es imprescindible “desmontar el Welfare”(el
Estado del Bienestar) recalcando que “no tenemos demasiado tiempo para hacerlo”.
No es nuevo el interés de la oligarquía financiera en acabar con uno de los
mayores logros de la civilización europea que es el Estado del Bienestar, desde
la tranquilidad que da un salario anual de 5,75 millones de euros (casi
novecientos cincuenta y siete millones de pesetas) y una jubilación de 60
millones de euros (casi diez mil millones de pesetas), uno puede permitirse el
lujo de pedir la demolición de los derechos que nos asegura el Estado y hasta la
desaparición de los deberes que es lo que más les interesa.
La estructura que
el Sr. Consejero Delegado del BSCH quiere desmontar es un signo distintivo de la
identidad europea, una estructura social que se inició en el último cuarto del
Siglo XIX, cuando en Francia se instauraba la enseñanza obligatoria y gratuita
(1.881), o en Alemania se establecían las leyes de pensiones de vejez e
incapacidad (1.889), de accidentes de trabajo (1.884) o del seguro de enfermedad
(1.883) y se ha desarrollado a lo largo del Siglo XX dando lugar a uno de los
mayores logros de la Europa Occidental, pero los logros obtenidos no son un
regalo, sino una conquista de la sociedad, una sociedad que gracias al Estado
Social ha permitido una mayor cohesión social y una mayor prosperidad en la
Europa del fin del Siglo XX, sin la protección del Estado difícilmente se
hubiera obtenido la paz social que ha caracterizado este período
histórico.
Pero estas ideas no son nuevas, las teorías neoliberales
imperantes en el pensamiento único han logrado convencer a todos de que no
existe salvación económica fuera del la bondad del mercado, la laxitud de las
regulaciones laborales, la ineficiencia de lo publico y el lastre de la
protección social. Hasta los propios partidos socialistas han abandonado las
teorías keynesianas del pleno empleo con inversión del Estado y han adoptado la
llamada Tercera Vía avergonzados de sus confundidas políticas económicas que
según las teorías neoliberales sólo crean “vagos y maleantes”.
Sin embargo
el Estado del Bienestar no es un derroche como asegura el pensamiento único,
sino una inversión, unas personas que están formadas gracias a una enseñanza
gratuita de calidad, o sanas gracias a un sistema sanitario gratuito, podrán
desarrollar un trabajo de mayor capacidad y serán más rentables que personas sin
ningún conocimiento y enfermas. Si lo vieran así nuestros sesudos neoliberales
seguro que hasta podrían cambiar de opinión.
Es curioso que estas “boutades”
no sean perseguidas por el Fiscal General del Estado pues atentan contra nuestra
Constitución, quien en su artículo primero se define como un Estado social y
democrático de Derecho y entre los derechos que nos asiste están los de la
educación, la sanidad, la Seguridad Social, la protección social, económica y
jurídica de las familias, la suficiencia económica a los ciudadanos de la
tercera edad, etc. Quien así se expresa atenta contra la base de nuestra
convivencia y así debería ser tratado, pero quizás el asunto sea más sencillo,
explicarle al Sr. Sáenz en qué consiste el Estado del Bienestar pues parece que
sólo conoce el magnífico estado de bienestar propio, quien posiblemente se
desplace a su médico en avión privado, sus hijos y nietos estudien en colegios
privados en el extranjero y no considere necesario aportar al régimen común de
la Seguridad Social cantidad alguna con la pensión que su empresa le asegura a
costa del beneficio de miles de accionistas.
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