En estos quince días que le quedan a nuestro Delegado del Gobierno en funciones
empezará a recibir homenajes, felicitaciones y cuchipandas varias para
agradecerle los servicios prestados durante los últimos seis años que ha pasado
en su puesto de la Plaza de los Reyes. Una gestión que muchos considerarán
excelente y que difícilmente podrá ser superada por su sustituto. Quizás sea esa
una evaluación demasiado benevolente con el hombre fuerte del Gobierno de Aznar
en nuestra ciudad.
El señor Moro, criado en la cantera de Abril Martorell,
arribó a Ceuta en unos momentos en que la seguridad ciudadana estaba en sus
niveles más bajos y campaba en nuestro pueblo una sensación de poder mafioso que
se apoderaba de la ciudad. Bajo una pantalla de cierta dureza intentó acabar con
esa situación con su famosa frase de “caerá sobre ellos todo el peso de la Ley”.
Todavía estamos esperando que la Ley caiga sobre ellos. Las elecciones
municipales del año 1999, le obligaron a entablar unas duras relaciones con el
gobierno del Grupo Independiente Liberal (GIL) encabezado por Antonio Sampietro
(quien con sus huestes marbellíes intentó humillarlo a base de insultos
callejeros). En ese combate supo colocar como escudero a Juan Vivas,
imponiéndolo a la dirección del Partido Popular (PP) como su valido para el
puesto de Alcalde; tras año y medio de utilizar todas las armas a su alcance,
acabaron con el nombramiento de Juan Vivas como Alcalde con el apoyo de los
cinco tránsfugas. Durante los últimos tres años ha intentado impulsar el
constante apoyo de la Administración Central con la municipal.
Si se realiza
un balance de la gestión del Sr. Moro en estos años de ejercicio de su cargo más
parecen acudir a mi memoria las carencias que los éxitos. Aunque la seguridad en
nuestras calles parece haberse elevado, seguimos sufriendo más de lo deseable
algún que otro tiroteo en supuestos ajustes de cuentas entre clanes mafiosos;
nuestros cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado siguen careciendo de una
plantilla adecuada y eso es achacable a su gestión. Aunque la frontera se ha
impermeabilizado, seguimos observando como siguen apareciendo inmigrantes en
nuestras calles con un Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) al
completo, a pesar del constante traslado a la península. Nuestros comerciantes
sufren la tensión de la frontera, se cerró el paso de Benzú, se presentó el
proyecto (a bombo y platillo como todos, con un acuerdo con el Gobernador de
Tetuán) para abrir el antiguo puente sólo para mercancías, pero nada más
volvimos a saber. Como responsable de la Administración Central, no ha sabido
acelerar la construcción del nuevo Hospital, un anhelo de nuestra ciudadanía, ni
ha podido ofrecernos una plantilla sanitaria adecuada a nuestras necesidades que
elevara el nivel de la asistencia que merecemos y con prisas electorales se
inauguraba el Centro de Salud de Otero sin cumplir las exigencias legales.
En el campo económico, tampoco nuestra situación es mejor de como la
encontró, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), aparte de
abrir una oficina, tan sólo nos ha entregado un proyecto “industrial”, un
varadero; el Informe del Comercio realizado por encargo del Ministerio de
Economía, tiene más de intereses personales que locales. En Educación, seguimos
esperando que se construyan los Institutos prometidos y se pueda obtener una
ratio educativa como la media nacional.
Lo que sí ha sabido hacer el Sr.
Moro es imponer su autoridad en el PP de Ceuta, ha sido quien ha logrado unir a
las distintas familias alrededor del poder e imponer a Juan Vivas como Alcalde,
desde las elecciones han empezado a salir a flote las rencillas entre las
distintas tribus del partido, notándose ya su absentismo de la ciudad que
posiblemente acabe con una guerra sin cuartel. También ha sabido traernos a
Ministros, Directores Generales e incluso al Presidente de su partido en dos
ocasiones, relaciones no le han faltado.
A la hora de su marcha, le deseo
los mejores éxitos en sus nuevas tareas, porque aquí, permítame, creo que no lo
ha conseguido. Suerte Sr. Moro.
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