Acaba de llegar a mis manos un tríptico de la Fundación Premio Convivencia
dirigido a las empresas y empresarios de nuestra ciudad para colaborar con la
Fundación en la obtención de los objetivos que persigue. Esta Fundación
adormecida desde casi su constitución al entregarse su gestión a una empresa
catalana, sólo la recordamos cuando otorga su prestigioso Premio, cuya finalidad
es galardonar a aquellas personas o instituciones cuya labor haya contribuido de
forma relevante y ejemplar en las realizaciones humanas, fomentando los valores
de justicia, fraternidad, paz, libertad, acceso a la cultura e igualdad entre
los hombres. El premio quiere transmitir el sentido de la convivencia entre
culturas que existe en nuestra ciudad al resto de la humanidad e indicar que es
posible crear un crisol de culturas como el que se da en nuestro pueblo. Difícil
labor, pero factible.
Al frente de la gestión de esta Fundación ha colocado
la concejala de Educación y Cultura a Juan Jesús Barroso, antiguo concejal del
ramo, que tan buen sabor de boca dejó a la mayoría de los ceutíes con el trabajo
que desarrolló, elevando el nivel cultural de nuestra ciudad a unas cotas que no
han vuelto a alcanzarse, no sólo por el trabajo que hizo sino, sobre todo, por
el trato que dio a todo aquel con quien tuvo relación. Quizás todos nuestros
políticos deberían aprender de su forma de estar y especialmente de su forma de
ser.
Desde que se ha hecho cargo de la Fundación han sido varios los
proyectos que ha puesto en marcha, primero para darla a conocer a toda la
ciudadanía, para ello se ha puesto en contacto con las Asociaciones de Vecinos y
ahora quiere llevarla a los colegios; en segundo lugar quiere integrar la
Fundación dentro de la vida de nuestra sociedad, para ello ha lanzado una serie
de propuestas que de conseguirse pueden hacer de la Fundación una parte muy
positiva de nuestra convivencia, así si esa Semana de la Convivencia que ronda
por su cabeza se lleva a cabo con todas las actividades que piensa desarrollar,
puede suponer el dar una visión de nuestra ciudad muy distinta a la que los
medios de comunicación nos tienen acostumbrados y por fin acercar nuestra
realidad al resto de la sociedad española y mundial. Proyectos como éste no sólo
necesitan nuestro decidido apoyo, sino nuestra más absoluta implicación para
demostrar que la convivencia entre las personas no es una utopía sino una
realidad que se da en nuestras calles.
Pero para desarrollar esta magnífica
idea hacen falta recursos y en la búsqueda de los mismos, Barroso ha
desarrollado esta campaña dirigida a nuestros empresarios, pero que debemos
hacerla extensiva a todos los ceutíes, en ella acogiéndose a la Ley de Régimen
Fiscal de la Entidades sin fines lucrativos y de los Incentivos Fiscales al
Mecenazgo, a través de unos sencillos Convenios de Colaboración Empresarial o de
una forma genérica a la consecución de los objetivos de la Fundación, pueden
aportarse fondos que originan el derecho a deducciones del Impuesto de
Sociedades o del Impuesto Sobre la Renta de las Personas Físicas, con el
consiguiente ahorro fiscal o podría definirse mejor como una forma de decidir
dónde invertir nuestros impuestos sin tener que esperar que el gobierno decida
por nosotros y aportar nuestro granito a este proyecto local.
Esta
colaboración aparte de esas ventajas de naturaleza fiscal, supone otras
satisfacciones mayores de índole social y moral, ahora que se ha puesto de moda
la Responsabilidad Social de la Empresa, y sobre todo una importante campaña
publicitaria para el empresario al participar de un proyecto netamente ceutí y
que potencia los valores humanos, no deben desaprovechar esta oportunidad y
desde aquí les solicito su apoyo a la Fundación Premio Convivencia para que
puedan conseguirse los objetivos que persigue.
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