sábado, 12 de abril de 2003

¡Vaya con la valla!

El próximo día veinticinco de mayo estamos llamados a las elecciones locales que convoca el Ministerio de la Presidencia dirigido por el gallego Mariano Rajoy (aquel que nos dijo que Marruecos se encontraba a catorce kilómetros de España cuando el asunto del Perejil) según publica el Boletín Oficial del Estado del día uno de abril y nuestro Instituto Nacional de Estadística nos indica en su nota de prensa del mismo día que el número de electores para las elecciones municipales en la provincia de Ceuta asciende a 56.681 personas.

No hay nada mejor que la realidad para que nos convenzamos de cuales son las características que nos encuadran dentro de la organización territorial del estado por mucho que se empeñen en decirnos que somos un “pedazo” de autonomía, seguimos siendo un ayuntamiento, venido a más eso sí y envidia de ciudades como Barcelona o Madrid, pero sin estar integrados como el resto de ciudadanos españoles en la estructura territorial del estado.

Y como bayas primaverales han empezado a surgir por nuestra geografía urbana esas vallas publicitarias encargadas de recordarnos que se acerca nuestro compromiso democrático con las urnas. Estas vallas publicitarias que alejándose de cualquier principio estético y no digamos ético, se han ido colocando por nuestra ciudad demostrándonos con todo lujo de detalles cual debe ser la conducta que sus anunciantes desarrollarán si sus respectivas listas electorales obtienen el beneplácito de los ciudadanos (aunque ya hemos podido comprobar en nuestras carnes sus nefastos resultados en la dirección de nuestro ayuntamiento) sin ningún respeto hacia los bienes de todos ni de nuestra seguridad, cosa que parecen ofrecer en su programa electoral, debe ser que estas son el ejemplo de su política de seguridad.

Sin el mínimo pudor hay quienes han agujereado nuestras aceras para colocar un anuncio donde llamar la atención del elector sobre sus promesas electorales, da exactamente igual que estas aceras estuvieran acabadas de reponer con el dinero de todos los ceutíes o de los europeos, que nunca se sabe de donde llega el dinero.

Otros las han colocado sobre unos seguros bloques de hormigón que ante el menor movimiento de Eolo han sido llevadas por la fuerza de la gravedad hacia el suelo como manzana de Newton cualquiera; poniendo en riesgo no sólo los bienes materiales, sino las vidas de personas que en ese momento hubieran transitado por esos lares. O colocándolas ante monumentos para evitar que sean contemplados por nuestras innumerables ristras de turistas que cada día arriban a nuestro puerto como cualquier Ulises en busca de su Ítaca, o será que como estamos en guerra es mejor que escondamos tras estas empalizadas el motivo de nuestras vergüenzas y no remuerda la conciencia del ciudadano de bien contemplando el monumento que hemos levantado a la Paz.

Supongo que nuestro Ayuntamiento tomará cartas en el asunto ante tamaño desafuero contra los intereses de sus ciudadanos, porque es obligación de nuestro consistorio el cuidar los bienes comunales y proporcionar la seguridad que el ciudadano necesita para transitar por sus calles, puesto que es de suponer que no se ha debido conceder ningún tipo de permiso municipal para la instalación de tales vallas que han provocado semejantes destrozos en nuestros bienes y han atentado contra la seguridad de los ciudadanos. Porque si ese permiso existe estaríamos hablando de otro tipo de cuestiones como es la negligencia u otros peores.

Parece que hay prisa por comunicar a los ciudadanos las promesas electorales y no tienen bastante con los veinte días con los que nos martirizan con sus pasquines, sus carteles, sus mítines y sus convocatorias electorales. Nuestros políticos necesitan de una precampaña para desfogarse con sus promesas, sus ofertas y sus propuestas con las que encandilarnos para los próximos cuatro años y después del veinticinco de mayo si te he visto no me acuerdo. Esperemos que este mes de abril y el de mayo vuelen en el calendario para poder volver a disponer de un poco de tranquilidad.

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