martes, 10 de mayo de 2016

¿Obligación, Señora Aranda?




La Excelentísima Señora Rectora Magnífica Doctora Doña Pilar Aranda Ramírez  se explayaba ante los medios de comunicación indicando que una de las obligaciones que debe cumplir una institución educativa como la que dirige es la de comunicar la divulgación científica, hacer cultura científica y hacer entender a los ciudadanos los trabajos que se realizan en las bibliotecas, en los despachos, en los departamentos o en los laboratorios y “en este sentido la publicación de los resultados de investigación para el tribunal forma  parte de la práctica habitual universitaria” y sentenciaba rotundamente “estamos obligados a comunicar, a trasladar y a publicar”. A la que añadía que la denuncia del Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía (MDyC) por la impresión de la tesis doctoral de la Excelentísima Señora Doctora Doña María Isabel Deu del Olmo había que ubicarlas en las disputas políticas, que ella debe ver tan habituales.



Ante tan contundentes palabras, nuestro patrañero alcalde, se unía a los vítores de la Rectora y añadía, desde su desconocimiento absoluto de todo lo que no sea su Corte de los Milagros, que le parecía “de una coherencia absoluta y rotunda” y que, como no podía ser de otra manera, “aquí no ha habido un trato de favor para la consejera Deu. La señora Deu ha tenido el mismo tratamiento que tiene cualquier persona que haya hecho un trabajo de investigación en el departamento donde lo haya realizado, como el que tiene cualquier otro investigador. La señora Deu no ha cobrado por ese trabajo de investigación y a la señora Deu no se le ha publicado ningún libro, lo que se ha hecho han sido diez copias que no son titularidad de la señora Deu, sino que son titularidad de la Universidad y para cumplir con los procedimientos habitualmente establecidos”.



Mienten y lo hacen como bellacos. Habría que recordarle a la Señora Aranda cuando hizo su doctorado qué bolsillo fue el que pago la impresión de esos volúmenes de su tesis (que suelen ser unos diez) y que se editan (pues tienen la forma de un libro) cuando el director o directores de la misma deciden que ya puede producirse su defensa y se hace para que los miembros del tribunal puedan leerla y quede archivada en el Departamento. Si no recibió ningún “trato de favor”, la Señora Aranda tendría que haber pagado esa impresión, edición o publicación de su tesis de su propio bolsillo, como han realizado la inmensa mayoría de doctorandos de nuestra España.



Estoy de acuerdo en que la Universidad tiene la obligación de ser altavoz de la creación investigadora desde su seno y que debe apoyarse esa difusión con todos los medios a su alcance, pero siempre desde el  tratamiento igualitario a los investigadores y en función de la calidad de su trabajo, pues no creo que la Sra. Aranda  hubiera tenido el mismo ímpetu defensor si hubiera conocido la tesis “patrocinada” por la institución que dirige.



Es curioso cómo una supuesta defensora de los valores “universitarios” se convierte en una nefasta actriz para sacarle las castañas del fuego, en lo que no puede ser catalogado mas que como un “trato de favor” de libro, a una política, para poder seguir medrando en un mundo al que parece querer unirse. Bien debería haberse informado antes de decir las sandeces que soltó por la boca, pues seguro que se sentiría avergonzada de haber conocido la verdadera realidad.



Pero si patética es la actuación de la Rectora, no digamos la de nuestro embaucador edil aduciendo a “los procedimientos habitualmente establecidos”, si ni siquiera sabe que la defensa de una tesis doctoral no es su lectura o que las preguntas que se hacen al doctorando son para que las conteste, no retóricas que quedan en el aire, qué va a saber de procedimientos establecidos este inepto Alcalde que tan sólo defiende a su Corte de Aduladores para poder seguir en su poltrona.



A nuestro farsante Alcalde no parece extrañarle que la Junta de Profesores pregunte por las razones que han llevado a imprimir, editar o publicar (utilicen el verbo que prefieran) dos tesis doctorales, sobre todo cuando es la primera vez que la Facultad de Educación, Economía y  Tecnología de Ceuta de la Universidad de Granada realiza este hecho, que ha sido elevado por el ínclito Sr. Vivas a “procedimiento habitualmente establecido”, y que aun más sorprenda al profesorado, que el Vicedecano y director de la tesis de la doctorando salga señalando que no se deben preocupar porque se ha cargado al centro de gastos del convenio de la Ciudad, que para eso lo habrán firmado, para pagarle la impresión a la concejala que lo aprueba.



Lo que demuestra que nunca se habían pagado dichas impresiones a los doctorandos, pues así lo expresan en la Junta y en las consultas que he realizado a los directores que más tesis dirigen en nuestra ciudad, quienes  me han mostrado su perplejidad por tal hecho y que a partir de ahora pedirán que se utilice dicho convenio para sufragar estos gastos de sus doctorandos.



Sin embargo, en la caída a los infiernos que protagoniza nuestro embaucador Alcalde, lo convierte en los “procedimientos habituales establecidos”, todo sea por defender a su ejército de Pancho Vivas. Así que bien podría explicarnos nuestro ínclito Alcalde dónde ve él que a su concejala de Educación y Cultura no se le ha dado un trato de favor. ¿Dónde está la igualdad ante los otros investigadores? ¿Qué pensará aquel doctorando que ha obtenido premio extraordinario y no ha tenido el mismo trato? ¿Y cobrar su concejala? ¿Cree que alguien va a pagar por esa “investigación”?



Parece que la Comisión de Investigación fue la que se encargó de aprobar la ayuda a la impresión de las dos tesis agraciadas con dicho premio. Lo que se desconoce es cuáles fueron los criterios que siguió esa comisión para otorgar esa gracia a la Doctoranda Deu y al Doctorando García Ruda (el otro agraciado que defendió su tesis en la Universidad Politécnica de Madrid), este último alegó en su defensa que  se debió a que  tenía una línea de investigación dentro del contrato programa vinculado a la ciudad haciendo constar esto en la tesis y siendo aprobado por la comisión de investigación. De la primera nadie dio respuesta.



Si no es ilegal, que tengo amplias dudas de que no lo sea, sí es moralmente reprochable, que uno lleve al consejo de gobierno del que es miembro un acuerdo para aprobar el convenio entre la Ciudad y la Universidad, que forme parte de su comisión de seguimiento y que de una forma anormal le paguen la impresión, sin explicación racional alguna, de su tesis doctoral. Sobre todo cuando dicha edición suele costar unos 1,000€ (aunque parece que debido al volumen de la “afamada” tesis ha costado unos 600€, ya pueden imaginar la causa)  y debe ser soportada por todos los doctorandos de su propio bolsillo. Muchos de ellos con salarios ínfimos de supervivencia, cuando los tienen, mientras que nuestra agraciada doctorando tiene un buen sueldo de la entidad que ha pagado su impresión.



Bien haría nuestra concejala en vez de firmar “autoconvenios”, esforzarse para que las becas que deben recibir nuestros estudiantes, lo hagan a su debido tiempo y no que todavía sigan sin cobrarlas. Y  ahora nos sorprenderán con que la UNED patrocina la edición de la tesis doctoral como un imprescindible libro para el acervo de la ciudad.



Por mucho menos en un país decente se dimite.

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