Ceuta y el conflicto de Perejil

Así titula D. Fernando López de Olmedo el pequeño libro de ciento ocho páginas donde “figura mi impresión y exposición sobre el Conflicto de Perejil”, según señala en su preámbulo quien fuera el máximo responsable militar de Ceuta en el momento de producirse la ocupación del islote por parte de Marruecos. No esperen encontrar nada nuevo, pues según avanza “todos (los detalles) hayan sido publicados en prensa, revistas y diversas obras escritas”.

Y entonces, si no aporta nada nuevo a la explicación del conflicto ¿cuál es la justificación que da el autor para escribir esta obra? Lo explica en las primeras páginas de su visión del problema “Aquí puedo hacer mía esa conocida frase, utilizada para muchos acontecimientos: ”Se hizo bien, pero no se ha contado bien””. (Pág. 64). Para nuestro General en la reserva, ni tan siquiera aquel parte del entonces Ministro de Defensa D. Federico Trillo Figueroa que se iniciaba con la ya famosa frase de: “Al alba y con fuerte viento de levante...” expondría correctamente los hechos acaecidos.

Pero para solventar esa carencia, nuestro General en la reserva el Sr. López, nos ha presentado este pequeño relato: “me considero en la obligación de contarlo desde el punto de vista del Comandante General y Jefe de la Zona Militar de Ceuta en aquellos momentos, dando por hecho que puede servir para dejar en su lugar adecuado a Ceuta y su Comandancia General” (Pág. 60).

Antes de iniciar su particular análisis del conflicto, realiza un estudio sobre Ceuta, una exposición demasiado sesgada, partidista y subjetiva de nuestra ciudad, con perlas en la mano de todo un premio Convivencia como “... la Virgen Ntra. Sra. De África, Patrona de Ceuta y de gran devoción y cariño por todos los ceutíes y por los que queremos a Ceuta.” (Pág. 23). Con unas tesis que nos recuerdan a los discursos oficiales de nuestro Alcalde, mas bien parecen estar redactadas por el mismísimo Sr. Vivas: “El plan de actuación, iniciado por el actual Gobierno autonómico y las instituciones ceutíes, que deben estar apoyados por el de la Nación, significará el refuerzo definitivo de la potenciación de la economía, basándose en una estructura diversificada, en la que participa: el turismo; el comercio; la industria con capacidad exportadora; y la mejora de los recursos sanitarios.” (Pág. 35). E incluso demasiado cercanas a las tesis que siempre ha planteado la derecha sobre ciertas cuestiones: “Es precisamente en este periodo (1.986-1.991) cuando se produce un considerable aumento de nacionalidades, con la concesión del DNI. a todas aquellas personas que se encontraban en posesión de Tarjeta de Residente” (Pág. 25). Menos mal que “he intentado ser totalmente objetivo”(Pág. 58) y esperemos que lo de los 18.5 km2 (Pág.22) sea, tan solo, un error tipográfico. Sus palabras lo dicen todo.


A partir de aquí surge un panfleto en el que lo único que se pretende es justificar y argumentar su falta de previsión, su ignorancia de la posibilidad de la ocupación por parte marroquí, su incapacidad para poder solucionar el problema y ,sobre todo, demostrar que, aunque ni tuviera el mando de la operación, ni que fuerzas bajo sus órdenes fueran las que recuperaran el islote, éstas estaban totalmente capacitadas para ello, a pesar de que se necesitaban helicópteros de otros lugares y apoyos de otras tropas. Pero no es el único que se irrita por no haber estado al mando de la acción, otras protestas más airadas he leído.

Su argumentación es bastante sencilla, para empezar hay que poner a todos de su lado y recurrir al patriotismo barato: “Lo que sí teníamos todos muy claro era que defender Perejil significaba la defensa de Ceuta” (Pág. 63). Sin embargo en ningún momento confirma que el islote sea español, más aún en el mapa en el que lo sitúa geográficamente lo define como “territorio en disputa” (Pág. 12). Mientras que otros militares como el Vicealmirante D. Julio Albert Ferrero, en su artículo “La conducción operativa de la crisis del Islote del Perejil” ya en noviembre de 2.002 decía “...fuerzas de la gendarmería marroquí ocuparon el islote Perejil, de soberanía española”. ¿Es que el Sr. López lo duda? Pero lo que sí tiene claro es que: “La Comandancia General no tenía ninguna clase de responsabilidad sobre la isla, no ejerciendo, por tanto, sobre ella ningún tipo de control, ni siquiera de vigilancia” (pág. 69). A lo mejor si se hubiese utilizado la Sección Segunda para estas cosas...

En segundo lugar, ensalzar la labor de las tropas bajo su mando “La actuación de todas las Unidades de la guarnición fue ejemplar (...), siendo algo que no figura en artículos ni escritos, y que es obligatorio citar por respeto a ellos. Demostraron una preparación extraordinaria, una disposición inmediata, y una gran eficacia. (...) La mejor prueba de su seriedad y estilo es que después de tanto tiempo, ninguna Unidad, ni sus mandos, han reclamado el merecido protagonismo” (Pág. 71). ¿O quizás es que sólo a los ojos de su Comandante General tenían ese protagonismo? ¿ No es suficiente que el General de Brigada Sr. Andreu, jefe del Mando de Operaciones Especiales, felicitara a sus subordinados? Las Unidades de la Comandancia General hicieron perfectamente su trabajo, preparar la defensa de la ciudad contra un posible ataque y de ello hemos de estar orgullosos, aunque sepamos que esa defensa es más disuasoria que efectiva.

Y por último elogiar a los ceutíes “...los ceutíes se comportaron de una manera ejemplar, con una gran entereza, una serenidad extraordinaria y una aparente tranquilidad, sin reacciones de ningún tipo, demostrando su gran calidad humana, haciendo su vida normal como si nada ocurriera” (Pág. 65). Una demostración del poco conocimiento del ceutí. Que esperaba: ¿qué saliéramos a la calle a manifestarnos? ¿qué fuéramos a la Comandancia a alistarnos?

Ya tenemos los tres elementos del populismo: la patria, el ejército y el pueblo. Todos lo hicimos maravillosamente, pero sobre todo el que estaba al mando, que era quien mantenía el bastón de mando en alto como si de una Numancia se tratara. Un libro totalmente dispensable, en el que nada se aclara y crea más dudas que seguridades tan solo escrito para loa de su autor.