domingo, 4 de septiembre de 2005

El cuento de las Medallas

Las medallas que nuestro Ayuntamiento otorga desde el año 1.997 con el pomposo nombre de “Medallas autonómicas” para conmemorar el llamado “Día de la Autonomía”, sigue siendo el único Pleno en que todos los partidos políticos salen contentos de la sala, pues cada grupo realiza sus propuestas y éstas son votadas por unanimidad de todos los concejales, sin que nadie ponga pegas a las personas o instituciones propuestas, siempre y cuando éstas tengan un mínimo de relación con nuestra ciudad.


Sin embargo este año el Partido Popular (PP), quizás en esa línea de actuación que sigue el partido a escala nacional y que consiste en la confrontación y desprecio hacia sus oponentes políticos, se negó a aceptar la candidatura de Don Fernando Tesón, Presidente de la Sala Sexta de la Audiencia Provincial de Cádiz en nuestra ciudad y que la Portavoz del Grupo Socialista, Doña Mª Antonia Palomo había presentado a la Comisión de Presidencia, al entender que obraban razones y hechos más que suficientes para hacerse acreedor de la Medalla autonómica.


Pero los miembros del PP, en no muy buenas relaciones con la justicia, creyeron entrever un ataque directo a su nunca bien ponderado ex Delegado del Gobierno, Don Luis Vicente Moro, quien ha sido acusado por el Juez de delitos tan graves como prevaricación, contra la independencia del poder judicial, injurias y calumnias y revelación de secretos oficiales.


Ante tamaña perfidia, los “buenos” hombres del PP optaron por aunar sus fuerzas y contrarrestar tamaño desafuero, auspiciando la candidatura del Señor Moro, quien a su parecer debe ostentar mayores virtudes para hacerse merecedor de tan digna distinción. Y no un “pobre” Juez que sólo dirige una sala de la Audiencia de Cádiz. Mas a su pesar, alguien les advirtió que por acuerdo plenario, los penados no pueden ostentar dicha condecoración y evitándole una gran vergüenza al posible homenajeado si fuese condenado, optaron por retirar la candidatura pues imagínense el bochorno de tener que devolver la condecoración.


No obstante su problema no se había zanjado, cómo podían soportar que un ciudadano que llevaba al banquillo de los acusados no solo a su admirado ex delegado del gobierno sino también a su concejala de Fomento, portavoz del grupo local y del gobierno municipal recibiera de manos del Alcalde de nuestra ciudad tan pundonoroso galardón. Y una mente cristalina halló el remedio a tanto mal, que este año no se den a personas, pues quizás “no se hayan visto méritos suficientes en personas físicas y sí en las jurídicas”.


Pero su gozo en un pozo, la tenaz Palomo, en un corto regate propone a la Sala Sexta de la Audiencia Provincial; ¿cómo iban a oponerse tan justos señores a premiar a tan alta instancia? Y así, con el acuerdo de todos los grupos, se acordó por unanimidad premiar a las instituciones que cada partido había propuesto. Menudo rapapolvo recibió, quien esa enmienda aceptó, cómo podía ser tan ingrato con quien se desveló por sus intereses, pagarle con tamaña felonía a quien se desvivió por eludirle volver a su trabajo y tener que cumplir esa dura sanción por malversación de fondos, es que no se daba cuenta que quien recogería el preciado galardón sería ese “pobre” juez que osaba acusar a nuestro inmarcesible ex delegado del gobierno, cómo se le ocurría aceptar tamaña afrenta a quien consiguió “hacer caer todo el peso de la ley” a esos delincuentes de pacotilla que se adueñaron de nuestra ciudad. ¡Qué desagradecido!


Y así pasaba el verano y los duros chicos del PP seguían maquinando cómo poder encontrar una solución a tal afrenta, cómo poder evitar que recibiera tan digna distinción quien osara poner en entredicho a la insignia del gobierno del Señor Aznar en nuestra ciudad. Y un lúcido miembro encontró un resquicio de salvación: eso de dárselo a una sección de la Audiencia de Cádiz nos debe parecer muy pobre, otorguémoselo a toda la justicia de Ceuta, así engrandeceremos el galardón y excluiremos a ese “pobre” juez del estrado.


E impasible el ademán, las fuerzas peperas adelantaron su propuesta, presentaremos una enmienda que amplíe el premio a toda la justicia ceutí, rompiendo el consenso con los demás grupos, dejando la palabra de nuestra Alcalde en el vertedero (sin necesidad de que Urbaser lo haga), podremos lavar la honra de nuestro admirado ex delegado del gobierno.


Da igual que Vivas quede como un vil tahúr, como un hombre sin palabra, sin honor, nuestro ex delegado del gobierno nos lo agradecerá, él sabrá reconocer los grandes esfuerzos que sus hombres en Ceuta han realizado para evitarle tragar tal pócima. Pero no supieron medir la reacción de la pertinaz Palomo, abrió la caja de los truenos y su escudero Moreno lanzó las primeras saetas hacia la cabeza de Vivas “pediremos explicaciones a Vivas, que creo es el máximo responsable”.


Morales inventaba reglamentos, acudía a su mayoría absoluta, buscaba argumentos para su “pobreza”, mientras, entre bambalinas, la princesa buscaba a un actor que interpretara el drama en el escenario, unos se negaban, otros se escondían; pero la dura Palomo no cejaba en el empeño, cerraba el cerco sobre Vivas, si se rompe el consenso, rompemos la baraja, el Alcalde sabrá a que atenerse, es inconcebible que una propuesta aceptada por todos los grupos sea modificada a su antojo.


Y nuestro primer edil empezó a recular, a verse como cabeza de turco de una jugada de su partido y ante lo que se le venía encima, prefirió que las aguas volvieran a su cauce y con su “poder de convicción” cambió el parecer de los suyos y dejar que el “pobre” juez recibiera su medalla. Como todo cuento tiene su moraleja, la oposición ya sabe dónde hay que dar.

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