domingo, 29 de mayo de 2005

A vueltas con el Tribunal de Cuentas

Nuestro Senador, el Sr. Cucurull, empeñado en querer justificar lo injustificable nos lanzaba una soflama el pasado jueves para intentar convencernos de la maldad de ciertos personajes que tan sólo buscan tergiversar la grandiosa transformación que nuestro “gran gestor”, el Sr. Vivas, ha realizado con nuestro pueblo, una transformación que nos ha conducido a un mayor paro, a una menor riqueza y a un mayor endeudamiento del Ayuntamiento.

El Informe del Tribunal de Cuentas (TC) se refiere al período de 1.999-2.001, en el que el Grupo Independiente Liberal (GIL) gobernó tan sólo unos 15 meses, mientras que el Partido Popular (PP) lo hizo durante los otros 33, bien es cierto que las tropelías que cometió el GIL fueron más escandalosas (con sus viajecitos, copas y comidas), pero eso es el chocolate del loro, como bien debería saber por sus conocimientos económicos, Sr. Cucurull. Aunque también podría usted haber hablado de los gastos de representación del Sr. Fortes (37 millones de pesetas, frente a los 38 de Sampietro) o de sus pagos al diario El Pueblo de Ceuta para que reprodujera sus conferencias en Madrid.

El TC encuentra irregularidades en los cuatro años, fuera quien fuera el Alcalde, y esa es la gravedad del Informe, que antes y después del GIL se ha sufrido un descontrol, una desorganización y un incumplimiento de la legalidad en nuestro Ayuntamiento que ha provocado las recomendaciones que el Informe indica, recomendaciones que pueden resumirse en pocas palabras: cumplir con la legislación vigente, ni más ni menos, Sr. Cucurull.

El primer borrador del Informe llega a manos del Ayuntamiento a finales de 2.003, para que hiciera las alegaciones oportunas, con lo que han tenido tiempo de sobra para poner en marcha esas recomendaciones que el TC realizaba, que vuelvo a insistirle, era cumplir con la ley, y por si no la ha leído, la novena recomendación dice “Instar a la Ciudad a que adopte cuantas posibles soluciones estén a su alcance para posibilitar el cumplimiento riguroso de la legislación vigente en materia de Contratación Administrativa”. Pero como hemos observado en el reconocimiento de deudas que han realizado la semana pasada existían unos 3,7 millones de euros de contratos verbales, entre los años 2.002 y 2.004 (que creo no estaba gobernado por el GIL, aunque sí con muchos exgilistas) ,contratos que seguían sin cumplir la legalidad, ¿qué quiere que piensen los ciudadanos, Sr. Cucurull? ¿Tan difícil es cumplir con la ley? Sólo es eso.

Complicadísimo debe ser el realizar una Relación de Puestos de Trabajo, que también le señala el TC, y la Ley lo exige (es sólo cumplir con la Ley, Sr. Cucurull) que en cuatro años de gobierno del Sr. Vivas, no han podido ni siquiera presentar un borrador, así sin saber que puestos hacen falta cubrir, pueden seguir contratando a dedo como han hecho con las cooperativas, contratando a maestros sin serlo, porque creen que van a seguir con ese pesebre de votos. Y en el Informe se señala que el mayor número de contrataciones del período se realizó en el año 2.001, con 722 personas contratadas, de las 1.697 de los cuatro años. Quizás si contrataran garantizando los principios de igualdad, mérito, capacidad y publicidad, los recursos podrían utilizarse para poder acometer las obligaciones legales que tiene el Ayuntamiento, que entre otras es la “de garantizar el cumplimiento de la legalidad, eficiencia y economía en el manejo de los recursos públicos”. (otra vez la legalidad, que repetitivo es este Tribunal, Sr. Cucurull).

Podríamos seguir hablando sobre la ilegalidad de la licencia de la Manzana del Revellín (que por cierto ¿quién era la autoridad que la firmó, Sr. Cucurull?), en la que siguen enterrando millones por no se qué cambios en los precios del hierro; de su cambio de postura en la modificación del contrato de la basura ( con el GIL creaba alarma social), que con una auditoría se arreglaba el asunto, pero que no cumplió las exigencias del Pleno (y todavía colea algún pleito sobre la misma); del asunto de las cooperativas (un “plan preconcebido para crear entes ficticios”, ¿no fue un invento de una empresa por usted presidida?) que ya le avisaba el TC y que han tenido que asumir en el Ayuntamiento para mayor coste de los ciudadanos; o del cambio en el contrato de concesión de la desalinizadora (incrementando el valor de las obras un 56% y el coste del agua casi un 15%); de los inexplicables incrementos de los costes de sus faraónicas obras (el Desdoblamiento de la Palmeras, los Bajos de la Marina o cualquier promoción de Emvicesa, por no nombrarle el nefasto Plan de Barriadas), por no entrar en ese Holding empresarial de empresas ruinosas que mantiene el Ayuntamiento, a pesar de estar más de una en situación de disolución.

Indicios hay más que suficientes para que el TC continúe su acción fiscalizadora, aunque sólo sea por prudencia, Sr. Cucurull.

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